“Hace muchos años que la vecinal estaba cerrada y con amigos empezamos a pensar en recuperarla. Nos acercamos a la Dirección Municipal de Vecinales, donde nos asesoraron sobre todo lo que teníamos que hacer para poder volver a contar con una vecinal”.
Son las palabras de Rodrigo Lobos, un joven de 29 años, integrante del grupo de vecinos de barrio Fisherton que se puso a trabajar para volver a poner en funcionamiento la vecinal ubicada en La República 7973, sin actividades desde hacía casi 8 años. La experiencia de Rodrigo es representativa de muchas otras que se sucedieron en los últimos años en diferentes barrios, gracias a un plan municipal que en el 2017 le permitió a 6 barrios volver a tener un espacio clave para la participación y acción colectiva como son las vecinales.
“Hicimos un gran esfuerzo de militancia, golpeando las puertas de los vecinos casa por casa. La verdad que el apoyo de la gente fue muy grande y pudimos conseguir los votos que necesitábamos para ser la comisión directiva”, relató el joven.
Antecedentes en el Sur
La vecinal Bernardo Irigoyen, ubicada en Ambrosio Alzugaray 936, del distrito Sur, es una de las recuperadas previamente, durante el 2016. Olga, integrante de la comisión directiva, recuerda el esfuerzo realizado para volver a poner la asociación en funcionamiento y el acompañamiento del municipio.
“Tuvimos mucho apoyo de la Municipalidad, sobre todo en el aspecto jurídico para hacer el reempadronamiento, la presentación de la lista y la conformación de una nueva comisión directiva”, describió, y agregó: “También desde la Dirección de Vecinales se hicieron cursos de capacitación para las diferentes funciones de la comisión directiva y eso nos ayudó mucho a poder hacer las cosas bien, poder hacer una gestión transparente, que eso incentiva a que la gente se anime a participar, a colaborar”.
Tras el objetivo de fortalecer las asociaciones vecinales, desde el año 2016 la Dirección Municipal de Vecinales, dependiente de la Secretaría General, llevó adelante un proceso de normalización de acuerdo al convenio firmado con la Inspección General de Personas Jurídicas (IGPJ) en 2015.
Actualmente funcionan en el municipio 93 Asociaciones Vecinales en cuyo ámbito se canaliza la participación ciudadana, siendo necesario brindarles desde el municipio la asistencia técnica y agilizar procedimientos que les permitan cumplimentar con mayor rapidez las normativas que las rigen.
A partir de las normalizaciones impulsadas por el municipio y con la participación de los vecinos se logró reabrir 15 vecinales, las cuales permanecían cerradas, y otras 14 regularizaron su situación ante la IGPJ. Esto significa un impulso a estas asociaciones para su mayor participación en políticas públicas vinculadas al desarrollo cultural, urbanístico y al funcionamiento de los servicios públicos. Cabe destacar que, a fin de seguir fortaleciendo este trabajo, el municipio firmó convenios con la Facultad de Derecho y con el Concejo de Ciencias Económicas para brindar asistencia técnica a las Asociaciones Vecinales y capacitación a sus dirigentes.
Logros y nuevos proyectos en cada barrio
Los testimonios evidencian que la apertura o regularización de la vecinal requiere de compromiso pero al mismo tiempo genera un impacto positivo para la realidad del barrio. Así lo expresa Rodrigo en representación de los jóvenes integrantes de la Amiga de Fisherton: “La vecinal fue habilitada la semana pasada y en los primeros días ya logramos que la Municipalidad repare unas luminarias que no estaban funcionando en la cuadra, y desde el Centro Municipal de Distrito Noroeste retiraron toda la basura que habíamos sacado del predio de la vecinal, que empezamos a poner en mejores condiciones”.
Por más largo que se presente el camino a recorrer, los jóvenes de Fisherton se muestran convencidos de trabajar en los primeros pasos y seguir proyectando hacia adelante. “Lo primero que queremos hacer es poner el edificio en condiciones porque al estar cerrado mucho tiempo se deterioró mucho. Para más adelante estamos proyectando organizar actividades culturales, educativas y cosas para que la gente se encuentre”, relató el presidente de la flamante comisión directiva.
Con más camino recorrido, Olga se mostró muy contenta con lo realizado durante el 2017 y todo lo que eso significó para el barrio en el primer año desde la reapertura. “Al principio nos costó mucho tener actividades, pero después gracias al programa Ingenia conseguimos que un profe de vóley, que da clases una vez por semana. Hoy además también tenemos taller de folclore, fotografía para niños, ritmo latino, zumba, cocina, carate, patín”. “Todo ayuda a que los niños no estén en la calle porque pueden hacer de todo y a muchos adultos les permitió descubrir que pueden hacer y aprender cosas que nunca habían pensado”, enfatizó.
Para Olga, a medida que la vecinal comenzó a funcionar fue generando en la gente un gran sentido de pertenencia que impulsó un compromiso más genuino. “Cuando se empezó a ver más movimiento la gente fue encontrando cómo puede ayudar, qué puede dar. Muchos profes, como son del barrio, se ofrecieron a dar clases ad honoren, con el afán de ayudar”.
Centro de participación ciudadana
Las experiencias de la vecinal Irigoyen (Sur) y Amiga de Fisherton son un claro exponente del rol del vecinalismo como ámbito genuino de participación ciudadana, en tanto los rosarinos encuentran en las asociaciones de sus barrios la oportunidad de organizarse para que sus ideas, propuestas y reclamos cobren más fuerza en la agenda del Estado.
“Ante problemas de desagües que teníamos en el barrio, desde la vecinal hicimos reuniones donde convocamos a todos los actores que podían dar una respuesta al problema, que no era sólo la Municipalidad sino también Aguas Provinciales. Cada vecino pudo exponer su situación y se implementó un plan de trabajo por el que los vecinos tenían que anotarse en el Distrito Sur para que las cuadrillas fueran en un día y horario determinado a hacer los trabajos necesarios”, expuso Olga.
Otro de los temas impulsados por la vecinal Irigoyen fue involucrar a los vecinos en el Presupuesto Participativo. Desde la asociación se gestó uno de los proyectos ganadores de la edición 2018 del PP que consiste en mejorar el playón ubicado en Calle 503 y Sadi Carnot. También hoy puede verse otro de los proyectos que ya fue ejecutado, como la colocación de cartelería que describe la historia de las personalidades de la ciudad que dan el nombre a la calles del barrio.
“Esto es un ejemplo de que cuando mejora la vecinal, mejora el barrio, porque ayuda a juntar ideas, a aunar esfuerzos”, concluye la dirigente vecinalista.
Una motivación que no se mide
“Es un sacrificio pero la satisfacción de escuchar a la gente que te agradece y que valora todo lo que hay, que no lo puede encontrar en otro lugar o no lo puede pagar, es una alegría inmensa”, expresa emocionada Olga cuando trata de poner en palabras las razones de sus compromiso con la iniciativa.
En la misma sintonía Rodrigo remarca la importancia de comenzar a dar los primeros pasos para conquistas voluntades y sumar esfuerzos. “Cuando empezamos a trabajar para poner en condiciones el lugar muchos vecinalistas viejos se acercaron a decirnos que sigamos adelante con el proyecto, que no bajemos los brazos”. Tampoco se ahorra las emociones cuando se trata de identificar el motor de estas iniciativas sociales: “Nos contaban anécdotas de otros tiempos en que se hacían fiestas y todo tipo de encuentros para la gente. Ese tipo de cosas, el reconocimiento y el cariño de los vecinos son la mejor recompensa que podemos tener, esa que no hay dinero que pueda comprar”.
Reabiertas y normalizadas
Además de la Irigoyen, en el 2016 volvieron a abrir sus puertas la Vicente López (distrito Sur), Monumento a la Bandera y Avellaneda (distrito Centro) Hume (Sudoeste) Nuevo Alberdi y Unión (Norte), Fisherton Norte y Fisherton Sur (Noroeste). En el 2017, junto con Amiga de Fisherton, también volvieron a funcionar 17 de Agosto, Dorrego y Sargento Cabral (Sudoeste), Parque España y Esteban L. Maradona (Centro). Al mismo tiempo un gran grupo de asociaciones nunca dejó de funcionar pero lo hacían de manera irregular.
Estas fueron acompañadas por el municipio en un proceso de normalización que les permitió poner al día la documentación y los procedimientos requeridos por la personería jurídica. Entre estas se encuentran Acera, Avrose, Hertz y La Bajada, Uriburu y la Guardia (Sur), Fisherton Este y Maria Duboe (Noroeste), Las Malvinas y Sarmiento (Norte), 23 de Febrero, Azcuénaga Sur, Bella Vista (Oeste), y Domingo Matheu, San Francisco Solano y San Martín A (Sudoeste).
Por su parte las asociaciones de los barrios San Cayetano, Industrial, Cacique Pedro Martínez y San Francisquito se encuentran a la espera de las resoluciones de la Inspección General de Personas Jurídicas.