La inédita propuesta integradora, en el complejo de piletas del Parque Alem, fue impulsada por el municipio junto a la empresa Costanera Rosario y la Escuela Buceo Rosario Diving.
Este domingo 18 de febrero se desarrolló en el complejo de piletas del Parque Alem una jornada de buceo adaptado para personas ciegas o con discapacidad visual, organizada por la Dirección de Discapacidad perteneciente a la Secretaria de Igualdad, Género y Derechos Humanos y la empresa Costanera Rosario, junto a la Escuela Buceo Rosario Diving. La iniciativa, inédita en la ciudad, tuvo como objetivo ofrecer la oportunidad de realizar esta actividad a quienes, por diferentes motivos, no tienen acceso a la misma, proponiendo la experiencia única de sumergirse en el agua y percibir el mundo desde otro lugar.
Acompañados del instructor José Luis Scheffer, director de la Escuela Buceo, “la única en el país para personas con discapacidad visual”, un grupo de 10 de buceadoras y buceadores amateurs realizaron su “bautismo de inmersión”. Siguiendo las indicaciones, y utilizando el equipo correspondiente, cada uno de ellos se fue lanzando a la pileta para poner en práctica las reglas básicas de esta actividad que permite experimentar la ingravidez del medio acuático, la libertad de movimiento y las sensaciones particulares de estar bajo el agua.
Para el director de Discapacidad, Maximiliano Marc, el balance de la jornada fue más que positivo. “Por un lado, por la articulación entre las diferentes áreas del Estado y las instituciones con el fin de generar acciones en conjunto en pos de un colectivo en particular, como en esta ocasión. Y, por otro, porque es importante que se realice en un espacio recreativo como las piletas del Parque Alem, que fue construido hace más de 80 años y ahora cuenta con obras de accesibilidad”, afirmó.
Juan Carlos, un nadador profesional que ha cruzado el río en varias oportunidades y entrena regularmente en la pileta del Polideportivo 9 de Julio, explicó que se sumó a la propuesta porque “si pudiera estar todo el día en el agua lo haría”. Acompañado de su amiga Alejandra, a la que alentó para que pudiera perder su miedo al agua, fue uno de los que debutaron en esta práctica deportiva que tiene múltiples beneficios para la salud y supone un trabajo integrador y en equipo.
“La gente se fue muy contenta con la actividad y preguntando cuándo se realizaba otra inmersión”, contó Marc. Como cierre de la jornada, se entregó a las y los participantes un diploma en braile como reconocimiento a quienes se animaron a correr sus propios límites y vivir la experiencia de bucear por primera vez.