(Proyecto de autoría de los concejales Sukerman, Monteverde, Miatello, Toniolli, López, Gimenez, Magnani y Gigliani, aprobado por mayoría reglamentaria con el voto negativo del Bloque Cambiemos).
Las políticas de ajuste estructural del FMI -diseñadas para ayudar a un país a ajustarse ante crisis y desequilibrios más permanentes- produjeron hambre y disturbios en muchos lugares, e incluso cuando los resultados no fueron tan deplorables y consiguieron a duras penas algo de crecimiento durante un tiempo, muchas veces los beneficios se repartieron desproporcionadamente a favor de los más pudientes, mientras que los más pobres en ocasiones se hundían aún más en la miseria.
VISTO: Las negociaciones en curso con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que la República Argentina acceda a una línea de crédito de dicha entidad.
Y CONSIDERANDO: Que ante la fragilidad económica evidente en la que se encuentra nuestro país el Gobierno Nacional ha optado por pedir el auxilio financiero del FMI.
Que la corrida cambiaria de la que es víctima hoy en día todo el pueblo argentino es producto de la libertad absoluta al movimiento de capitales producto de las políticas aplicadas por el gobierno de Mauricio Macri.
Que ejemplos concretos de esta liberalización son la eliminación del tope de u$s2 millones de compras de divisas por parte de personas humanas, la eliminación de los encajes a los capitales golondrinas de corto plazo, la eliminación de la obligación de los sectores exportadores como el petrolero minero o agropecuario de liquidar las divisas en el país, el fomento en ahorro en dólares a través de las letras en dólares del Estado Nacional, la habilitación a venta de moneda extranjera en supermercados, entre otras.
Que estas medidas de fomento a la fuga de divisas fueron financiadas con un endeudamiento estatal excesivo y a toda luz insostenible el cual al haber encontrado un límite, impuesto de facto por el mercado, busca ser reemplazado por el Gobierno de Macri con financiamiento del FMI.
Que nuestro país ingresó al FMI en el año 1956 y desde ese entonces es uno de los miembros que mayor cantidad de acuerdos ha firmado y uno de los que más intensamente ha hecho uso de esos recursos. Tal adhesión implicó una restricción mayúscula a la independencia económica de nuestro país, fue instrumentada a través de un sangriento golpe de Estado y se enmarca “en las decisiones de un gobierno que volvió a entronizar a la oligarquía, bloqueó la participación política de las masas y sumió al país en crisis de balance de pagos, inflación y más deuda externa”.
Que la característica principal de la veintena de acuerdos alcanzados con dicha entidad fue la imposición por parte de tal entidad que implicaron severos padecimientos sobre el pueblo argentino.
Que justamente, el rol principal del FMI ha devenido a lo largo de los años en representante de los intereses financieros internacionales a través de las condicionalidades impuestas en sus acuerdos a los diversos gobiernos y que coartan fuertemente la soberanía nacional.
Que como relata Joseph Stiglitz (2002), premio nobel y ex funcionario de Organismos Internacionales de Crédito, en su libro El malestar en la globalización “los problemas de las naciones en desarrollo son complejos, y el FMI es con frecuencia llamado en las situaciones más extremas, cuando un país se sume en una crisis. Pero sus recetas fallaron tantas veces como tuvieron éxito, o más. Las políticas de ajuste estructural del FMI -diseñadas para ayudar a un país a ajustarse ante crisis y desequilibrios más permanentes- produjeron hambre y disturbios en muchos lugares, e incluso cuando los resultados no fueron tan deplorables y consiguieron a duras penas algo de crecimiento durante un tiempo, muchas veces los beneficios se repartieron desproporcionadamente a favor de los más pudientes, mientras que los más pobres en ocasiones se hundían aún más en la miseria.”
Que un ejemplo cabal de esto es el rol del FMI durante la crisis de la Convertibilidad. En el año 2001, el FMI lideró la operación conocida como el “Blindaje” que consistió en el aporte de u$s39.700 millones, de los cuales el Fondo aportaría algo más de u$s13.000 millones, que dejaría un tendal de deuda externa sobre las espaldas de todos los argentinos y que fueron el mecanismo fundamental para que los grandes grupos económicos de nuestro país y del extranjero pudieran fugar su capital al exterior. Como daría a conocer la Comisión sobre Fuga de Divisas del Congreso Nacional en 2003, el Grupo Macri-SOCMA participaría con 118 operaciones por un monto de u$s112 millones como también lo harían Shell, Fortabat, Perez Companc, Clarín, entre otros grupos económicos o el propio Gustavo Arribas hoy al frente de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
Que luego de 2001 el FMI continuó presionando a las autoridades argentinas para que se sancionarán leyes que permitan evadir culpabilidades en la fuga de capitales, facilitar la adquisición de grupos extranjeros de empresas argentinas en quiebra o el aumento de las tarifas de servicios públicos, luego de la devaluación, a costa del hambre de los argentinos.
Que luego de todas esas presiones recibidas a lo largo de la recesión producto de políticas neoliberales, el 15 de diciembre de 2005, Néstor Kirchner decidió cancelar la totalidad de la deuda argentina con el FMI, por u$s9.810 millones, en complicidad con Lula Da Silva quién había llevado anunciado un política similar para Brasil. De esta manera, ambos países hermanos se librarían de las exigencias de tal institución, históricamente lesivas de la autonomía nacional.
Que en aquél anuncio, el Presidente Kirchner dejaría en claro que “nos quieren convencer que son tan grandes las dificultades que es mejor que nada cambie”, que “había algunos que les convenía que el Fondo viva apretando a la Argentina” y mientras afirmaba que “queremos volver a ser independientes y manejar nosotros los resortes de nuestros país… y le dijimos al FMI basta de la deuda externa, la Argentina paga, la Argentina se libera, la Argentina construye su destino y la Argentina comienza a construir su independencia”.
Que no se puede seguir retrocediendo en esta materia como lo está haciendo el actual Gobierno. La actual política de endeudamiento voraz, aumentando casi u$s60.000 millones la deuda externa neta del estado, es increíblemente nociva para la economía argentina y conduce inevitablemente a una situación de estrangulamiento externo que ya tantas veces ha vivido nuestro país.
Que es un camino erróneo profundizar estas políticas de apertura comercial y financiera a través de un crédito con una institución como el FMI y los costos de esa profundización serán costeados con el esfuerzo del trabajo de todo el pueblo argentino.
Por lo antes expuesto los concejales abajo firmantes presentan para su aprobación el siguiente proyecto de:
DECLARACIÓN
El Concejo Municipal de Rosario manifiesta su absoluto rechazo y profunda preocupación ante el anuncio realizado por el Presidente de la Nación respecto a las negociaciones para acceder al financiamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) y exige que cualquier negociación en este sentido sea tratada en el Congreso Nacional como es establecido por la Constitución Nacional.