Las estatuas que pertenecieron al edificio de la reconocida Farmacia L’Aiglon y que se encontraban en el Museo de la Ciudad volvieron a su barrio cerca de sus vecinos.
En la década del ’40 a pasos del frigorífico Swift, se elevaba la emblemática silueta de la conocida y frecuentada Farmacia L’Aiglon, que traducido del francés significa Farmacia Del Águila Pequeña o bien Del Aguilucho. El mismo establecimiento, según refieren algunos vecinos, había servido de almacén tiempo atrás a principios del siglo veinte, cuando la arquitectura civil italianizante se enriquecía con esculturas y relieves del Art Nouveau.
Pero la farmacia fue demolida para construir y dar apertura a la avenida Circunvalación. En ese momento son rescatadas las tres esculturas que adornaban la fachada y entregadas al Museo de la Ciudad hasta hoy que regresaron a su barrio de origen en el marco del operativo barrial que la Municipalidad lleva adelante esta semana en este barrio. Ahora las estatuas están emplazadas en las piletas del Saladillo, un lugar de articulación social y de integración, poniendo en valor la historia del barrio y el patrimonio de la ciudad.
En ese sentido, el intendente Pablo Javkin señaló que era un viejo reclamo de las y los habitantes de la zona. «Estas estatuas estuvieron en el Museo de la Ciudad y hoy vuelven al barrio, a este lugar tan particular, las piletas del Saladillo, para todos los vecinos y vecinas. Es un barrio que se autodenomina una república, con mucha gente que hace historia y es un gusto regresar al Saladillo su patrimonio».
Por su parte, el secretario de Cultura, Dante Taparelli, destacó que se trata de un hecho muy significativo. «Estas tres estatuas pertenecieron al edificio de una farmacia icónica del barrio. La farmacia se demolió pero la Comisión de Rescate del Museo, hizo que hoy estas tres damas vuelvan al sur. No es casual que las esculturas que decoraban una farmacia simbolizaran una la música, otra la gloria de la medicina, y por último, la tercera, el conocimiento. Bienvenida estas tres damas que recibirán a los rosarinos y rosarinas que se acerquen a disfrutar de este espacio público, porque lo mejor que tenemos los habtantes de la ciudad es lo público, por eso cuidémoslo y sepamos que no son tres damas únicamente, sino que son todo lo que representan».
El director del Museo de la Ciudad, Nicolás Charles, mencionó que la repatriación de las esculturas era un pedido de los vecinos del barrio sobre el que venían trabajando hace tiempo. «También es consecuencia de nuestro trabajo con Saladillo y con sus historiadores que nos contaban de manera continua la importancia y la necesidad de que las estatuas puedan volver al barrio. Es un hecho histórico, ya que la conservación y el traslado de estas esculturas patrimoniales es lo fundamental.Pero también es muy importante que estás figuras que son tan representativas del barrio ahora están en las piletas para quienes quieran apropiárselas para acompañar la historia y reforzar la identidad del barrio», agregó el director.
Un poco de historia
La historiadora Nora Laborde contó en el acto: «Es un logro muy grande para el barrio Saladillo, que hemos deseado desde hace muchos años, el regreso de estas estatuas. Una de las estatuas tiene una mira, otra un laurel y otra un rollo, significando cada una los valores la música, la gloria y el conocimiento, la ciencia, que aplicaba esa farmacia. Es de la primer época de este barrio, donde se asentó la burguesía. La demolición para construir la avenida Circunvalación dejó a toda una parte del barrio sin conexión. Y esto es un símbolo de una época y de sentimientos encontrados, por el progreso que llegaba pero también la ausencia de toda una serie de inmigrantes que llegaron a la ciudad para fundar sus fondas, sus comercios, sabiendo que estaba el frigorífico y que daba trabajo a la gente del barrio, donde comienza el gran quiebre, entre el barrio residencial y burgués, con el barrio obrero. Para nosotros, además de la devolución de una obra de arte, significa también la devolución de una parte de la historia de nuestro barrio».
Sara Straatman, tiene 72 años, desde que nació vive en el barrio y es pintora. «Nací acá y mi hermano José es el que lleva adelante la página Barrio Saladillo. A esa farmacia íbamos cuando era chica, era muy linda y vistosa, pero la destruyeron cuando hicieron la Circunvalación, fue muy triste. Pero por suerte lograron rescatarlas y llevarlas al Museo de la Ciudad. En el museo nos sacábamos fotos con las estatuas porque sabíamos que eran las del barrio», dijo con emoción y felicidad. Además, contó que su hermano había realizado unos trabajos de fotomontaje en los que se imaginaban el regreso de las estatuas a su lugar de origen.