Referencia ineludible del básquet local, el «Sala» diversificó sus propuestas deportivas y busca ampliarse a más actividades.
Conjuga el pasado y presente de manera perfecta. Es un club tradicional que hace historia al andar. Saladillo tiene varios matices que lo distinguen y es un gran atractivo para los vecinos y vecinas de la zona sur desde el día que se fundó: el 25 de mayo de 1910. También es una permanente fuente de contención para los cientos socios. “Trabajamos con una mirada hacia el club más horizontal. Sobre todo desde lo deportivo, donde pretendemos igualar espacios y participación de las disciplinas”, describió con énfasis el secretario de la institución, Hugo Domínguez.
El «Sala» mantiene desde siempre sus puertas abiertas a la comunidad en Arijón 129 y tradicionalmente estuvo vinculado al básquet, pero con el paso del tiempo diversificó ampliamente su oferta deportiva y en la actualidad cuenta con un gran caudal de socios practicando diversas disciplinas.
Fuertes raíces
La histórica institución logró mantenerse firme por la tenacidad de una antigua comisión directiva. “Fue un grupo de gente que hizo un muy buen laburo y, tras varios años, decidió dar un paso al costado. Dejó un espacio saneado. Luego asumió una comisión generacional diferente, que decidió adaptarse a las nuevas realidades”, detalló Domínguez.
“Hoy nos toca estar al frente del club y lo hacemos con mucho amor. En lo personal, viví hasta hace un tiempo acá al lado. De los nueve a los 32 años jugué al básquet defendiendo estos colores. Los integrantes de la comisión tenemos la particularidad de que nos criamos acá adentro. Tenemos un fuerte vínculo con este lugar”, confesó Hugo, quien ocupa el cargo de secretario desde hace dos años en una gestión que acumula casi una década en la conducción y tiene a Ignacio Mestre como presidente.
El directivo además sostuvo que la comisión saliente los acompañó durante un tiempo, y agregó: «Nos mostró el camino hasta que nos largamos solos. Eso marca que el club siempre estuvo, está y estará por encima de todos los nombres”.
“El club está de pie porque siempre fue gobernado por gente muy leal a este espacio”, acotó Hugo sobre la institución que está anclada en el tradicional barrio de zona sur, donde las impecables casonas coloniales se entremezclan con las modernas arquitecturas.
Mucho más que básquet
Saladillo fue sinónimo de básquet durante décadas, pero eso cambió. “Hoy le damos la misma relevancia al vóley para chicas y chicos, patín, tela y gimnasia deportiva y rítmica”, puntualizó Domínguez. Incluso el club había arrancado con futsal pero llegó la pandemia y cortó el proyecto, que esperan poder retomar el año que viene.
La institución cuenta con un natatorio y un sector de camping que la dirigencia espera darle vida en breve, de hecho es uno de los desafíos para el futuro cercano.
Además, el club cuenta con una cancha que fue techada a través del Plan Abre y desde entonces es utilizada para básquet, patín y vóley. Asimismo cuenta con un consultorio de kinesiología y un renovado bar, mientras que más atrás asoma una cancha auxiliar donde se practica acrobacia en telas.
Cambio de hábitos
Hugo relató que “las costumbres de los chicos han cambiado», y remarcó: «Ya no pasan tantas horas en los clubes. Nosotros queremos todo lo contrario. Por eso lo primero que tratamos de convertir fue a este lugar en un espacio seguro. Y para eso arrancamos poniendo en funcionamiento la portería con una estructura sólida para brindar mayor seguridad al asociado, cuando históricamente uno podía ingresar o salir como si nada».
“Otro punto a destacar es que trabajamos con una mirada hacia el club más horizontal. Desde lo deportivo, pretendemos igualar espacios y participación de las disciplinas. Ya no se verticaliza tanto con el básquet, que de alguna manera nos reconocen históricamente más por esa especialidad que por otras que ofrecemos”, abundó Domínguez.
El secretario argumentó la apertura hacia otras actividades de manera concreta. “En realidad, observamos los números globales y arrojaron que teníamos la misma cantidad de jugadores de básquet que de vóley, natación o gimnasia deportiva, por citar algunas actividades. El preconcepto marcaba que éramos casi un club de básquet, pero en realidad no era tan así”.
Y acotó: “Es por eso empezamos a abrir un poco el foco y a compartir los espacios. Es decir, el básquet entrenaba siempre en la cancha de madera, en cambio, ahora se turna con patín, gimnasia y vóley, que crecieron muchísimo y nos marcaron que no somos solo básquet. Somos un club”.
En cuanto a la paridad de género, el cupo femenino fue adquiriendo en las últimas décadas un rol activo y participativo puertas hacia adentro. “Desde hace años el «Sala» cuenta con mujeres en su estructura dirigencial. Incluso Belén Guida fue la primera presidenta que tuvo esta institución”, señaló Hugo y amplió: «Hoy en día contamos con más chicas en la comisión. En ese sentido, fuimos pioneros en el tema».
Cultura bien barrial
El club contaba con 600 socios hasta antes de la pandemia. El número mermó pero de a poco se van viendo algunos signos de reactivación. Actualmente, Saladillo cuenta con una masa societaria de casi 350 abonados, donde la particularidad es la cultura barrial, es decir que quienes concurren a la institución son prácticamente todos vecinos y vecinas del barrio.
“La cultura es bien barrial, acá son todos de Saladillo. Al margen de lo folclórico, que es Tiro Suizo, los socios son casi todos de esta zona. De Ayacucho o San Martín para el Este, sumado a que hay gente de Las Flores y Tablada que vienen acá”, puntualizó Domínguez.
Alianza estratégica en mente
Toda institución tiene como objetivo cumplir un rol social y Saladillo no es la excepción. “El club funciona de tarde, por lo cual tiene una capacidad ociosa importante. Queremos juntarnos con la Municipalidad, facultades o actores de organizaciones sociales para poder brindarle acceso a la gente que no tiene la posibilidad de hacerse socio porque no pueden abonar la cuota”, argumentó Hugo.
“El deporte federado nace en los clubes. Por eso hay que potenciar las instituciones. Pero hay un tema económico que impide que muchas chicas y chicos puedan desarrollar una actividad. Y eso a la vez genera un vacío importante en los clubes. Por eso, es solo cuestión de analizar y ver de qué manera se los puede ayudar o insertar en el deporte”, cerró el secretario, quien destacó que Saladillo tiene pensado largar cursos de robótica, arte, ciencia, tecnología y deporte.
En ese sentido, la dirigencia aurinegra busca vincular y articular todas las áreas, como también plasmar talleres de diversidad e igualdad de género y de sexualidad. Busca que los chicos y chicas estén más horas dentro del club, que hagan deporte y talleres alternativos en un club bien de barrio y con fuerte sentido de pertenencia.