El Concejo Municipal de Rosario declaró Visitante Distinguida en reconocimiento a su protagonismo para salvar vidas en medio del conflicto bélico con Inglaterra.
El viernes 4 de noviembre se realizó el acto de declaración como Visitante Distinguida de Rosario a la veterana de Guerra de Malvinas Silvia Barrera, quien en 1982 se desempeñó como enfermera voluntaria y asistente quirúrgica en el ARA «Almirante Irizar» en momentos en que se producía el conflicto bélico para recuperar el territorio argentino.
El acto, que se llevó a cabo en el recinto de sesiones, fue encabezado por la presidenta del cuerpo, María Eugenia Schmuck, autora del decreto de reconocimiento aprobado por unanimidad, quien destacó el rol protagónico que tuvieron las mujeres en la gesta de Malvinas, invisibilizado por la cultura patriarcal.
La presidenta recordó también la tarea de “malvilización” que viene impulsando el Concejo Municipal a través de distintos proyectos y actividades, y consideró que se debe “reforzar el compromiso para seguir malvinizando a las generaciones presentes y futuras”. Además, se comprometió en trabajar para hacer realidad el Museo de Malvinas, un proyecto del intendente Pablo Javkin
También agradeció a los integrantes del Centro de Ex Combatientes en Malvinas y mencionó a su tesorero Omar Debenedetto, presente en el recinto, «un gran trabajador de la malvinización de la ciudad».
También participaron del acto los veteranos Mauricio Bazán y Fernando Vitale; e integrantes de la agrupación “Alternativa” y su referente local, Candela D’Angelo se refirió a “la causa de Malvinas, una causa que vale la pena”.
Luego de recibir la copia del decreto de distinción, el diploma y el certificado conmemorativo de parte de la presidenta, Barrera rescató la presencia histórica de las mujeres latinoamericanas que aún se mantiene invisibilizada. Con respecto a Malvinas, se refirió a la importancia de continuar el proceso de malvinización, para pasar testimonio a las nuevas generaciones.
Biografía
Barrera nació en San Martín, provincia de Buenos Aires y a los 23 años se alistó como voluntaria del ARA Almirante Irizar cuando hacía su carrera en el Hospital de Ramos Mejía.
Fue voluntaria junto a otras cinco instrumentistas quirúrgicas para prestar servicio sanitario durante la Guerra de Malvinas. A bordo del rompehielos Irizar, participó en numerosas cirugías y curaciones.
Su historia es similar a la de tantas mujeres que tuvieron un rol protagónico al trabajar para salvar vidas en medio del conflicto bélico con Inglaterra y aún esperan un reconocimiento de toda la sociedad.
Barrera vivió en el barco el primer bombardeo de los ingleses y atendió a los heridos en una rutina dolorosa que se extendió por diez días.
Junto a sus compañeras Susana Maza, Cecilia Ricchieri, Norma Navarro, María Marta Lemme, María Angélica Sendes, fueron las primeras mujeres en ser reconocidas como veteranas de Malvinas, y luego otras 11 mujeres tuvieron dicho reconocimiento, «pero aún hay enfermeras que no fueron reconocidas».
«Esa acción comprometida que llevó adelante un puñado de jóvenes profesionales, entre las que se encontraba Silvia, conforman un tópico que aún debe ser reconocido socialmente, pese a que en 1990 también fueron distinguidas por el Congreso Nacional», argumentó Schmuck a través del proyecto.
Estas mujeres fueron las encargadas de armar los quirófanos donde fueron atendidos los soldados. A su vez, tuvieron contactos con los buques hospital ingleses, con quienes intercambiaron heridos y a quienes les donaron sangre y plasma.
Según se señala en el texto de decreto “si bien la sociedad argentina y la historia tienen una deuda de honor pendiente con la mujer, por su protagonismo, valentía y su compromiso en la Guerra de Malvinas. Silvia Barrera lejos de reprochar esa realidad siempre ha mostrado una mirada optimista y sostiene que «de a poco se va logrando».
“En el mismo sentido, ha expresado que, la movilización de los distintos colectivos feministas por ampliación de derechos ha sido un gran aporte para que las visibilicen y reconozcan. Barrera es la veterana de guerra más condecorada de las Fuerzas Armadas y parte de su historia y de sus sueños, como escribir un libro autobiográfico, es lo que comparte hoy en charlas que brinda en colegios, universidades, congresos y hospitales”.