Los jueces Sosa, Coria y Álvarez condenaron por decisión mayoritaria a Germán Schoeller y Pablo Mancini a 12 años de prisión y 10 de inhabilitación para manejar por considerarlos autores del delito de participación en prueba de velocidad o destreza sin la debida autorización de autoridad competente, en concurso real con homicidio simple y lesiones graves, hechos cometidos con dolo eventual.
El voto en disidencia fue del juez Sosa quien consideró que en ambos casos correspondía una pena de 14 años de prisión y 10 de inhabilitación.
Fiscalía había pedido 18 años de prision para los acusados por la picada fatal en la que murieron David y Valentino Pizorno
El tribunal integrado por los jueces Fernando Sosa, Rafael Coria y Paula Álvarez está al frente del juicio en el que Germán Schoeller y Pablo Mancini fueron acusados de haber participado en una picada de autos que causó la muerte de un niño y su padre tras chocar el vehículo en el que viajaban a más de 120 kilómetros por hora.
Los fiscales Valeria Piazza Iglesias y Walter Jurado pidieron 18 años de prisión y 10 de inhabilitación para manejar contra Germán Schoeller y Pablo Mancini como autores de doble homicidio simple con dolo eventual y lesiones graves por haber realizado una prueba de velocidad y destreza sin la debida autorización legal al correr una picada de autos por Avenida del Rosario en sentido Este – Oeste, el 20 de marzo de 2021.
Según la teoría de los fiscales, Mancini manejaba a 134 kilómetros por hora un Citroen C4 y Schoeller a 124 en un Renault Sandero cuando este último impactó contra el auto en el que viajaba la familia Pizorno en el cruce con Ayacucho. El choque causó la muerte de David y Valentino, padre e hijo de 42 y 8 años respectivamente, mientras que Cintia Díaz, esposa y madre, sobrevivió pero quedó con lesiones graves por politraumatismos varios.
La acusación de “dolo eventual” implica que los acusados debieron representarse que con la conducta que estaban llevando a cabo podían causar la muerte de alguien que se les cruzara en el camino, y sin embargo no desistieron en ningún momento.
Los abogados de los acusados centraron sus defensas en el cuestionamiento del encuadre teórico jurídico del caso y en la falta de criterio de la fiscalía a la hora de acusar por hechos que tienen mucho en común pero las calificaciones penales y las penas solicitadas son muy disímiles.
Jorge Resegue (por Schoeller) e Ignacio Carbone (por Mancini) coincidieron en que a la fiscalía le será muy difícil probar que sus clientes se pudieran haber representar el trágico resultado final, el supuesto desprecio por la vida y que con sus conductas las muertes de las víctimas era inevitable, tras lo que solicitaron la imposición de una pena justa, había dicho el defensor de los acusados cuando comenzó el juicio.