Por: Lorena Macia.
La seguidilla de hechos violentos que se registraron en la tarde-noche del viernes 25 de agosto en la ciudad de Rosario, dejó un clima bastante estresado en nuestra ciudad, sumó otras dos situaciones; después del ataque a tiros contra la sede de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y el destacamento policial de Abanderado Grandolli al 3900, hubo un atentado de similares características contra una estación de servicios en Villa Gobernador Gálvez y una balacera en la que resultaron tres personas heridas. El pistolero dejó una nota amenazante dirigida a dos reclusos que estarían relacionados con el capo mafioso Esteban Alvarado. «Dejen de matar mujeres y chicos inocentes», rezaba la nota. El mismo “reproche moral” que apareció rato antes, en los ataques a la sede de la AIC y en el destacamento de la Villa del Tanque, que no suele tener más que una «guardia mínima» de personal policial, dijo el ministro de Seguridad Claudio Brilloni.
Sumado a esto vimos además “robos pirañas”, delincuentes organizados en moto para asaltar almacén, súper, o comercio que le esté al alcance. También se vio gente encapuchada caminando en distintos barrios de manera sospechosa la cual hizo reforzar la seguridad y la táctica de neutralización de posibles incidentes de “robo” o “saqueo” en cuanto muchos recordaron el 2001 y otros más grandes hasta 1989.
La eficiencia de nuestra policía, junto a la capacidad y experiencia del ministro Brilloni, que se hizo presente en los lugares de los hechos, cabe decir que por el momento todo está controlado. Los fogonazos de caos y la quita de planes sociales a aquellas personas que hayan sido imputadas por participar de “robos en poblado y en banda” a comercios entre el 19 y el último 24 de agosto último, en distintos puntos del país, instruido por el ministro de Economía, Sergio Massa, parece haber sumado a la paz social, hoy tan crispada por las de desavenencias entre el Estado y el Mercado, con una inflación que parece casi imposible de controlar y detener.
Mas allá, está decir, que algunos interesados, haciendo una lectura de aprovechamiento de la situación económica y social, creó esta vez un clima de tensión enrarecido de violencia, desprotección y criminalidad que a veces se exacerba por el uso irresponsable de las redes sociales, hoy tan necesarias como excluyentes de este mundo donde vivimos. Destacamos desde nuestro lugar la visión aguda e intuitiva de quienes nos protegen.