Niñez: cuando el protocolo es la precariedad

Los trabajadores del área dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia detallan el sentido de sus tareas y las condiciones en las que la desarrollan. Exigen inmediato aumento salarial, pase a planta y condiciones dignas y salubres de labor y prestación de derechos. “Tenemos trabajadores percibiendo salarios menores al vital y móvil, hoy en $16.875”, denuncian. “¿No estaremos empobreciendo la política pública sobre la Niñez por no cuidar a sus trabajadores esenciales?”, se preguntan.

 

En 2010, a partir de la adhesión de la Ley Provincial 12.967 a la Ley Nacional 26.061 de “Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes”, se rompió definitivamente con la ley de patronato, “en la cual los niños y niñas eran objeto de la propiedad estatal, y no sujetos de derechos, como son entendidos ahora”.

 

El Observatorio de la Defensoría de Niños, Niñas y Adolescentes de la Provincia estimó el año pasado un total de 1255 niñas, niños y adolescentes sin cuidados parentales intervenidos por este sistema, de las y los cuales 741 convivían en residencias, hogares y alojamientos; y 514 no están en alojamientos pero sí acompañados en torno a sus ámbitos familiares y comunitarios, muchas veces debilitados, fragmentados por las violencias, los inoportunos, la precariedad y el agotamiento en la salud física, orgánica y mental que precisan de un auxilio del Estado para recomponerse.

 

Dentro de ese mapa, el trabajo de quienes se desempeñan en el Sistema de Protección y Promoción de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, se centra en multas garantistas, restitutivos de derechos y como contralores de que se cumplan.

 

Se trata de “abordar integral, ética, eficiente y trasparentemente las situaciones de vulneración sobre los cuerpos e identidades de niñas, niños y adolescentes de la provincia, en su mayoría sin cuidados parentales o la no existencia de los mismos”, afirman compañeros del área dividida en seis delegaciones dependientes de dos Direcciones: Santa Fe en el Norte y Rosario en el Sur.

 

“Esta centralización demuestra ser ineficiente en la distribución de recursos, en los abordajes excepcionales (cuando es el Estado provincial quien hace tutela de una infancia), que por falta de espacios en la propia ciudad de origen, se les niega desde el principio el derecho a la identidad ya la vida en comunidad; o peor aún, por no contar el nivel primario con equipos y recursos en barrios (acompañantes y otras figuras comunitarias, dispositivos lúdicos y de interacción barrial), las propias voces profesionales reiteran “nos quedamos sin recursos”; y así es que se deriva al nivel provincial ”, apuntan.

 

La tarea que asumen los profesionales es compleja: infancias revinculares con sus familias, con otros familiares, o con familias solidarias; cuidar y acompañar la construcción de su personalidad en residencias y alojamientos; realizar un seguimiento de su salud mental y física, de su psiquis y de su condición jurídica.

 

“Pero, ante todo, significa que hay trabajadoras y trabajadores fijándose en diversos aspectos alrededor de las infancias, trabajamos alrededor de personas que son el reciclado sensible y moralizado del desecho popular, odiado y culpabilizado, dentro de una sociedad desigual, racial, mezquina y ambiciosa que, aunque se la enfrente con solidaridad y comunitario, no demuestra tener en sus planos lugar para todos”, definen les compañeros.

 

A modo de planteo de principios puntualizan que “como adherentes y militantes de la Niñez creemos en la ampliación de la cosa pública, en el acceso a servicios que reivindiquen cada derecho obtenido por nuestro pueblo, y como trabajadoras y trabajadores valoramos y re pensamos cotidianamente nuestras intervenciones, nuestras funciones y la capacidad de acción política que estas prácticas tienen para niñas, niños y adolescentes. Ahora ¿A costas de qué condiciones ejercemos todas estas tareas garantistas, restitutivas y hoy ‘ESENCIALES’?”.

 

Vulnerabilidad al palo

Actualmente hay alrededor de 1400 trabajadoras y trabajadores de Niñez en toda la Provincia que realizan estas funciones. “Quiere decir que el personal idóneo en este sector, sea profesional titulado o bajo figuras comunitarias, como auxiliares, acompañantes, cocineras, mantenimiento y preceptoras en residencias y hogares, trabajan sin ningún derecho, ni licencia laboral, ni vacaciones, ni obra social, ni licencia por enfermedad, ni aguinaldo”, cuentan.

 

El salario de estas 1400 personas depende de la cantidad de horas que trabajen, pero no hay un salario básico que garantiza una mínima estabilidad. Aquellas funciones que deben formalizarse con pases a planta permanente por responsabilidad y obligación estatal que lo requiere, “hoy están ganando menos por igual tarea que alguien de planta, siempre restando las garantías laborales que posibilitan la formalidad del empleo”.

 

“Así es que tenemos trabajadoras y trabajadores percibiendo salarios menores al vital y móvil, hoy en $ 16.875. Este salario delimita la línea entre ser pobre y no serlo. ¿Si hablamos de trabajadoras y trabajadores del propio Estado, con salarios por debajo de la línea de pobreza, no estaremos empobreciendo la calidad del servicio a la Niñez? ¿Y la calidad de vida de las propias trabajadoras y trabajadores? Estamos cansadas de que se nos adeuden porcentajes sobre acuerdos salariales de años anteriores, estamos cansados ​​y cansadas de asumir responsabilidades enormes por la magra suma de $ 130 por hora”, plantean les trabajadores de Niñez.

 

“Hablamos de profesionales matriculados, de ciudadanas y ciudadanos con formación y estudios, o no, que se inscribieron en el Escalafón 522, el cual designa el personal permanente de instituciones como hogares y residencias y sin embargo todas y todos precarizados hace años. O esos puestos son ocupados por la dedocracia, como kioskos de funcionarios que ven en lo púbico una posibilidad de negocio privado. ¿Cómo se llama? ¿Corrupción? Estamos cansadas y cansados ​​de tener que esperar, de ser irreverentes sólo por pedir lo justo, que es cobrar acorde a la función esencial que realizamos, tener un salario básico, que se reconozcan las antigüedades en los puestos y se formalicen los pases a planta. Queremos lo justo”, dicen quienes desde ATE Rosario vienen sosteniendo una larga lucha por su reconocimiento.

 

“Queremos denunciar, sin dejar de reivindicar nuestro servicio, que estamos dentro del aturdimiento de un aislamiento por decreto que nos sumerge en el dilema entre la calidad de esenciales que nos impregnan y las condiciones laborales que nos precarizan, devaluando esa esencialidad que la sociedad se merece y el propio gobierno sostiene. Discursivamente, claro.

Quizás empezar por no romantizar la vocación sea empezar a ver el problema, y ​​mejorar las condiciones laborales sea la solución”, concluyen.

Los trabajadores de Niñez realizarán un nuevo plenario, este martes 17 de noviembre, donde plantearán y debatirán las acciones a seguir.