La compañera de fórmula de Milei apareció en el cuaderno que el genocida preparó para defenderse en el primer juicio por su participación en la dictadura.
La abogada querellante en los juicios de lesa humanidad, Guadalupe Godoy, publicó este miércoles extractos de documentos que prueban que Victoria Villarruel –la compañera de fórmula de Javier Milei– mantuvo vínculos con el genocida Miguel Etchecolatz.
Villarruel aparece como contacto en el cuaderno que Etchecolatz preparó para defenderse en el primer juicio por su participación en la dictadura. En el documento también figura Cecilia Pando, otra defensora de genocidas. El nombre de Villarruel está exhibido junto a la sigla Cofa, que hace referencia a una organización revanchista de oficiales de las Fuerzas Armadas.
Etchecolatz, quien pereció en julio del año pasado, organizó 21 campos clandestinos de detención que funcionaron en la provincia de Buenos Aires bajo la dictadura de Jorge Rafael Videla. Desde esos lugares se ordenó la tortura y el asesinato de miles de trabajadores y activistas. El genocida, quien ha sido jefe de la Bonaerense, fue condenado 9 veces a cadena perpetua por robo de bebés, asesinatos, torturas, secuestros y desapariciones.
Jorge Julio López declaró como víctima y testigo en el juicio por delitos de lesa humanidad en el que Etchecolatz fue condenado a perpetua. Lo hizo después de que el expresidente Néstor Kirchner anulara las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, presionado por los reclamos de extradición de la justicia española. López desapareció un día antes de que se dictara la sentencia condenatoria. Las sospechas han caído sobre Etchecolatz y la policía bonaerense –miles de efectivos que operaron en el marco de la dictadura continuaron haciéndolo bajo la democracia.
Godoy también expuso un archivo que da cuenta de que la compañera de Milei visitó en la cárcel a Norberto Cozzani, quien fuera el guardaespaldas de Etchecolatz y exintegrante del “Circuito Camps”, una red de centros clandestinos que estuvo bajo la dirección de Ramón Camps. Este, durante la dictadura, fue capo de la Bonaerense y de la Federal; asimismo, ha sido uno de los responsables de la masacre y desaparición de estudiantes en la Noche de los Lápices de 1976.
“Que esté en ese figurando en esa visita no necesariamente significa que esté viendo a Cozzani, sino que cuando entraban a un pabellón de Lesa, podían ver a cualquier otro represor”, señaló la abogada en una entrevista con el diario El Destape.
Esta documentación apareció en medio de un allanamiento que la Policía de Seguridad Aeroportuaria llevó adelante en el penal de Marcos Paz luego de la desaparición de López. En ese momento también se supo que los presos por delitos de lesa humanidad contaban con un trato privilegiado –tenían celulares, acceso a internet y las personas que los visitaban ingresaban a la cárcel sin requisa previa.
Por otro lado, Villarruel también realizó visitas a Videla, junto a sus colegas de la agrupación progenocidas “Jóvenes por la Verdad”. Este grupo también recogió cartas para el represor de la Esma Ricardo Cavallo, mientras se encontraba preso en España. “Vicky”, asimismo, mantuvo (o mantiene) relaciones con Gustavo Corbi, un teólogo que estuvo a cargo de la sección Religión de la Side durante los primeros meses de la dictadura videliana. Pando ha dicho, semana atrás, que Villarruel firmó libros escritos por Alberto Eduardo González, otrora integrante de una patota de la Esma.
Las relaciones que Villarruel tiene con una parte de los elementos que integraron la dictadura genocida muestran que La Libertad Avanza posee rasgos fascistizantes. Que Milei haya dicho que un eventual gobierno suyo tendría a Villarruel al mando de una súpercartera de Defensa y Seguridad evidencia que LLA pretende erigir en Argentina un régimen policiaco y de ofensiva en toda la línea contra la clase obrera; y que quiere introducir a las Fuerzas Armadas en tareas de represión interna.
Milei y Villarruel son manifestaciones de la descomposición del régimen social vigente y de su superestructura política (instituciones, partidos políticos, etc). Mediante la negación del terrorismo de Estado apuntan a ocultar que la dictadura militar fue un instrumento de la clase capitalista nativa y del imperialismo para aniquilar a la vanguardia del proletariado argentino con métodos de guerra civil.
Los gobiernos democrático-burgueses han pavimentando el camino hacia el ascenso de Milei y no solo por haber llevado a la Argentina a una bancarrota económica y social que casi no tiene precedentes. El negacionismo progenocidas surge en un contexto en el que reina la impunidad. Solo fue encarcelada una pequeña parte de quienes han asesinado, torturado y desaparecido a obreros y obreras en este país. Los capitalistas, la cúpula eclesiástica y los personeros de las potencias imperialistas, promotores del golpe videliano, fueron absueltos.
Por otra parte, por ejemplo, tanto el gobierno de Néstor Kirchner como los de Cristina Kirchner evitaron hablar de la desaparición de López y nunca investigaron a los genocidas –ni a su entorno– denunciados por él. Tampoco indagaron a Etchecolatz ni avanzaron en una investigación de la Bonaerense. Néstor Kirchner restó importancia a la situación y CFK llegó a decir que en Argentina “no había desaparecidos”.
Esto puso de manifiesto los límites mortales de la política de cooptación de los organismos de derechos humanos promovida por el nacionalismo de contenido capitalista. En tanto fuerza política burguesa es incapaz de disolver los servicios de represión y espionaje del Estado, que son conspirativos por naturaleza y están al servicio de mantener la primacía social de la clase capitalista.
La clase obrera argentina y su juventud han protagonizado importantes movilizaciones en reclamo de la aparición con vida de López y contra la represión estatal. Una de ellas enfrentó el intento de otorgarle domiciliaria a Etchecolatz y empalmó con la lucha popular que finalmente derrotó el intento del gobierno de Mauricio Macri de aplicar el 2×1 en beneficio de los genocidas.
A casi 17 años de la desaparición de López, continúa primando la impunidad. La democracia capitalista, que defiende los mismos intereses sociales que protegió la dictadura, es un régimen conspirativo y de represión contra los trabajadores. La actividad de fuerzas parapoliciales, el carácter mafioso y narco de la Bonaerense, el gatillo fácil que se aplica contra los trabajadores y la juventud, y los desaparecidos son demostraciones de ello. Hay que suplantarla por un régimen superior, en el que los trabajadores sean la clase dominante. Solo así se podrá terminar con esta lacra.
Reforcemos la pelea por el juicio y castigo de todos los responsables políticos y materiales de la dictadura, y por la apertura de los archivos, que ningún gobierno llevó adelante. Y en este marco, organicémonos contra el avance de Milei y el ajuste fondomonetarista del gobierno Massa-CFK. Aparición con vida ya de Jorge Julio López.