En la Feria internacional del Libro que se realiza en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa de la ciudad de Rosario, está presente la biblioteca Nacional Mariano Moreno con una vasta variedad de libros y exposición de sus autores en los auditorios que cuenta la feria.
La Biblioteca Nacional Mariano Moreno, llamada habitualmente Biblioteca nacional, es la más importante de Argentina, fue creada en 1810 por la Primera Junta como Biblioteca Pública en el Cabildo de Buenos Aires. Más tarde fue nacionalizada. En 1996, se le otorgó el carácter de organismo descentralizado y autárquico y se estableció que sus objetivos son «custodiar, acrecentar, preservar, registrar y difundir la memoria impresa de la cultura» del país.
Uno de los libros que la gente más ha consultado en el stand de Centro cultural Roberto Fontanarrosa es “Los libros no muerden”, y cuenta que durante la última dictadura cívico militar se ejecutaron en Argentina múltiples formas de controlar las expresiones culturales. Hubo un plan sistemático de censura a la literatura, que puso especial atención en los libros destinados al público infantil y juvenil.
La dictadura pretendió accionar sobre los cuerpos y el pensamiento,
buscó mantener bajo control relatos, autores, ilustradores, tradiciones editoriales que apuntó a clausurar una literatura rupturista, «peligrosa», liberadora. Rabiosa.
Muchos de los libros prohibidos en esos años nos proponen, aún hoy, modos de pensar el mundo desde la infancia en diálogo con los adultos, creen en imposibles, invitan al juego y, por sobre todas las cosas, abren las puertas a la ilimitada fantasía.
Libros que Muerden aborda esta literatura clausurada. Es un recorrido colectivo, un trabajo en construcción, un desafío de coleccionistas, un cúmulo de preguntas: ¿Cuáles fueron los alcances de la dictadura para la cultura del país? ¿Cómo se conformaron los mecanismos de censura? ¿Existe una literatura peligrosa? ¿Cómo es un libro que muerde?.
Yamil Dora explicó al diario Algo en Común, que “ Los libros no muerden” es uno de los libros, valga la redundancia, que editamos en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno y es un análisis de varios libros infantiles que fueron prohibidos durante la dictadura.
Por orden de la dictadura se sacaron de todas las librerías y se quemaron los libros. La censura de ese momento, decía que ese libro habría que prohibirlo.
Yamil Dora expresó, la verdad que hay cosas que son desopilantes para esta altura. Pensar que en ese momento consideraban que podía morder, “que era peligroso”, y citó algunos como que “el pueblo que no quería ser gris”, “Una línea”, entre otros.
Agregó, en realidad las razones siempre eran las mismas, “porque atentaban al valor de la familia”, “querían entusiasmar a los jóvenes a ser revolucionarios”, era muy delirante, porque más allá que la literatura que nos hace pensar, y considerar que “un libro es peligroso”, veo un grado de locura que se vivía en ese momento, sostuvo Dora.
Añadió, a comienzo de la democracia también había una censura muy fuerte, por suerte fue perdiéndose. Sin embargo, actualmente hay un poco de censura porque hay cuestiones políticamente correctas de hablar y otras no se puede.
Entonces, el arte siempre se resiste y el arte siempre es el lugar de la libertad absoluta y todos queremos eso.