La Sociedad Rural de Rosario difundió un comunicado planteando la situación del sector sobre las importaciones.
En el texto señala “creemos en los mecanismos del mercado para que el precio sea el factor de equilibrio que facilite la elección de productos, siempre y cuando la competencia sea en condiciones de igualdad, para los todos los oferentes de productos o servicios”.
El desenvolvimiento de la economía argentina a lo largo de dos décadas, con retenciones y esquemas impositivos distorsivos, junto a regímenes de promoción industrial que son un privilegio desigual llevó a la existencia de clientes cautivos y a la pérdida de aptitudes para producir compitiendo. Hoy frente a nuevas reglas del juego, el sector privado está haciendo un gran esfuerzo para contribuir a la reconstrucción de una economía de mercado.
Tan ciertas como comprobables, son las definiciones previas. Sin embargo, esto demanda que las autoridades nacionales entiendan que la formación de los precios se realice desde la realidad objetiva. Hoy por hoy existen tasas de interés impagables para financiar el corto plazo, inexistencia de crédito a largo plazo y una imposición fiscal sumamente elevada. Además, los derechos de exportación y el impuesto país son elementos propios de un país expulsor de capitales productivos.
La calda del consumo es tan evidente, como la calda de los ingresos. Por lo tanto, apelar a la importación para bajar los precios nos remite a historias ya conocidas. donde los beneficios inmediatos a la postre fueron un remedio calamitoso e insostenible en el largo plazo.
Por lo tanto, importar bienes del país de origen estás subsidiados, equivale a implantar un régimen de precios mentirosos, que no tiene al mercado como árbitro de los mismos, y equivale a poner a la producción nacional – no protegida ni subsidiada- en el cadalso de la muerte, con quiebras y desocupación.
Caso de la producción porcina
Hoy, el precio de los porcinos en pie puestos por el productor en el frigorífico, son más baratos en dólares comparándonos con la región, EEUU y UE. Sin embargo, el precio die la venta al público de la carne porcina en el mostrador no sigue la misma tendencia.
El eterno mal es la cadena comercial existente, ya que, al caerse la venta de la producción vacuna se ponen los precios del porcino un poco por debajo de los cortes vacunos, cuando el vacuno vale el doble. Además, la res del cerdo rinde más o menos un 80 %, la del vacuno más o menos un 56%. Pareciera no entenderse que no se trata de vender poco y caro, sino mucho y barato. Los supermercados ofrecen valores de venta superiores surgiendo a las claras que la mayor ganancia va al vendedor final y no al productor.
Soluciones de raíz
Se requiere en este momento, lograr el equilibrio en la cadena comercial, la baja impositiva; un tipo de cambio único, de equilibrio, que protege la producción nacional de la importación. El mayor costo de los productos son los impuestos nacionales, provinciales y municipales entre el 45 y 55% de los precios que pagamos los consumidores.
Por eso se debe trabajar para eliminar el déficit fiscal del estado nacional, provincial y municipal, además alcanzar la reforma laboral y sindical, todas medidas imprescindibles para la generación de trabajo, para arrancar y salir del estancamiento para el desarrollo del país, concluyó el comunicado de la Sociedad Rurla de Rosario.