La pandemia fortaleció al Hogar de Mayores como un espacio de contención y cuidado

Si bien hace años que aloja a varones que no cuentan con vivienda, en 2020 debió modificar su estructura para sostener un albergue permanente sin salidas ni visitas.

El Hogar de Mayores es un espacio municipal que brinda contención y alojamiento a varones mayores de 60 años que no cuentan con una vivienda familiar ni pueden asistir a geriátricos por diferentes razones. Allí, reciben controles de salud física y atención psicológica pero por sobre todas las cosas un trato humano que muchas veces no encuentran en sus propias familias, por el motivo que sea, y mucho menos en la calle.

La pandemia de covid-19 modificó la vida también en el Hogar de Mayores, porque si bien siguió funcionando con los protocolos sanitarios vigentes, el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio obligó a los residentes a permanecer allí sin salidas ni recibir las visitas de familiares y amigos. También fue un año diferente para los trabajadores y trabajadoras que venían de un tipo de intervención donde los adultos podían entrar y salir durante el día. Este año tuvieron que repensar estrategias para asistirlos las 24 horas durante más de 9 meses.

Luis Herrera es pensionado por discapacidad y encontró un lugar de contención y amparo en el Hogar de Mayores desde «hace un año y dos semanitas», dice. Después de las fiestas espera poder volver a su casa de barrio Alvear, la cual tuvo que dejar por problemas edilicios y por el frío, y su estadía se prolongó por la pandemia.

«Estoy muy contento de estar en el Hogar. Hicimos talleres, huertas, nos enseñaron a hacer plantines, jugamos al ajedrez, a veces vienen algunos músicos, es muy variado, tratamos de aprovechar el día lo que más se pueda. Ayer fuimos al parque España en un colectivo que nos llevó a todos, hacía 9 meses que no veíamos las callecitas, por lo menos vimos que se está cuidando la gente, en tres, cuatro horas que estuvimos ví una sola persona sin barbijo, todo el mundo se está cuidando», contó Luis.

Este año serán diferentes la Navidad y el Año Nuevo para él, va a compartir las fiestas con los demás residentes y trabajadores y trabajadoras del Hogar hasta que estén terminados los arreglos de su casa: «Este año va a ser la primera vez que me voy a quedar acá 24 y 31 de diciembre y después llegará el día que me vaya. Me vine al Hogar de Adultos porque tenía roto el techo y me entraba mucho el frío», señaló.

Antes de conocer el Hogar, Luis vivía con su madre, pero desde que falleció quedó sólo en la casa aunque recibía las visitas de sus 13 sobrinos por parte de su hermano. En 2010 tuvo dos ACV y una cirugía de carótida, que le dejaron como secuelas problemas en la mano izquierda y para caminar. Pero Luis no pierde las esperanzas: «Ya llevo 10 años de discapacidad, espero poder recuperarme, voy a empezar de nuevo kinesiología y todo lo que me haga falta. Hasta que me pasó lo del ACV, trabajaba en una empresa y como eran tareas en altura ya no pude trabajar más. Después de la internación me despidieron», cuenta.

Hace un tiempo comenzó a asistir a un comedor en la Terminal donde conoció a Franciso Haro, coordinador del Hogar, quien lo invitó a conocer el espacio. Allí recibió controles de salud y luego ingresó. «Estoy más que agradecido, hay muy buenas personas, estoy muy contento y estamos logrando volver allá, de vuelta a reencontrar el barrio. Con Francisco ya nos conocemos tanto que es como un familiar para mí», expresó emocionado Luis.

Desde su lugar como coordinador, Francisco Haro, destacó el trabajo de contención del Hogar: «Todos tenemos una historia, y muchos de los residentes llegan acá por falta de afectos, por vínculos rotos, por el motivo que sea, por no tener familia o por tener conflictos con ella, separaciones y otros tipos de patologías. Nosotros queremos lograr con ellos un vínculo familiar, pero es un trabajo artesanal y a veces se va logrando con el tiempo».

«Este fue un año muy particular, están acá desde el 14 de marzo y están todos al tanto de las noticias y les cuesta no poder salir, ni recibir visitas, no tener disponibilidad económica y la dependencia de estar las 24 horas adentro. A pesar de eso, fue una etapa muy positiva para todo el equipo, trabajamos el respeto, la convivencia y fundamentalmente buscamos el lado humano», explicó Haro.

Cierre de año con música y celebración

Para que el fin de año no pase desapercibido y con muchos motivos aún para celebrar, los residentes y el personal del Hogar de Mayores y del Refugio Municipal (comparten el mismo predio) participaron de una reunión con música en vivo a cargo de una formación de Villa Banana, La Morocha del Chamamé y el Guagua Rodríguez.

El secretario de Desarrollo Humano y Hábitat, Nicolás Gianelloni, destacó: «En Rosario en medio de la pandemia salió lo bueno, la solidaridad, la sociedad tomó conciencia de la importancia de cuidarse y de cuidar al otro, con los comedores, con las campañas de donaciones, con la atención que necesitan los adultos mayores. Queremos agradecerles por confiar en la Municipalidad, todos ustedes han hecho una transformación durante esta convivencia que no fue fácil como en cualquier familia, es una ida y vuelta. Gracias por la paciencia y por el buen corazón».

Rubén del Fierro es residente del Hogar y aportó: «Es impresionante el trabajo en equipo que se hace acá y con el equipo de situación de calle también. Nos cuidan, nos controlan la medicación, nunca nos falta nada. Tengo satisfacción de estar acá». Con profunda emoción recordó a su madre, «mi mamá trabajó en el Hospital Vilela, es impresionante el factor humano de todos los que trabajan acá, agradezco en nombre mío y por mi madre el trabajo que hace la Muni».

Hogar de Mayores

Es una institución que aloja a adultos mayores varones autoválidos con algunas dificultades relacionadas con la vulnerabilidad social, psicológica, también en situación de calle.

«El Hogar les da la posibilidad de tener un espacio, con todos los cuidados necesarios, alimentación, salud y también espacios socio-educativos. La idea es poder recuperarlos, trabajar con ellos de alguna manera el abordaje social y generar los recursos necesarios para que puedan tener la posibilidad de acceder a sus derechos en relación a la protección social y en este caso, la posibilidad de una pensión o una jubilación y a partir de ahí, la opción de que tengan una obra social», destacó la directora de Adultas y Adultos Mayores, Sonnia Mansilla.

Según su directora, la Dirección de Adultas y Adultos Mayores ha tenido a lo largo de los años una impronta fuerte en relación a la recuperación, a la posibilidad de generar a las personas de mucha vulnerabilidad un lugar donde volver a encontrarse con su historia, con su vida, inclusive con sus potencialidades que a veces se pierden en el marco de tanto sufrimiento. «Su paso por este Hogar es justamente la posibilidad de devolverle la dignidad, trabajar en el marco de su autonomía y de poder potenciar sus recursos», señaló Sonnia Mansilla.