A través de una iniciativa municipal se acompaña y asiste a 18 mil adultos mayores en pandemia. Éste es el caso de Giuseppe Camelia, un italiano que con su oficio deja huellas en la ciudad.
Giuseppe Camelia es un hombre que ha vivido: en sus 87 años padeció la guerra, cruzó el océano y recorrió América trabajando para diversas aerolíneas, siendo Rosario la estación de su extenso camino en la que más ha permanecido. Llegó aquí a principios de la década del 60 por trabajo y se quedó por amor: se casó y el tiempo lo llevó a convertirse en padre, abuelo y bisabuelo, y también en una personalidad reconocida en los medios rosarinos.
Durante décadas la voz de Camelia visitó los hogares rosarinos a través de los micrófonos de LT3 Radio Cerealista, y LT8 con su Indimenticabile Italia (Inolvidable Italia), congregando a la comunidad italiana de Rosario. También las columnas de La Capital y La Tribuna contaron con el aporte de este poeta, escritor y periodista rosarino por adopción, quien supo compartir círculos literarios con personalidades de la talla de Victoria Ocampo y Adolfo Bioy Casares en Buenos Aires, así como animar encuentros poéticos y talleres literarios en Rosario y la región. Semejante trayectoria se vio recompensada con el Diploma de Honor que el Concejo Municipal le otorgó en 2018.
Hoy Giuseppe se encuentra en su casa, cumpliendo con el aislamiento que impone la pandemia de Covid 19 para evitar la propagación del virus y, como lo hacen más de 18.000 adultos y adultas mayores de Rosario, recibiendo el apoyo emocional, vía telefónica, de una profesional del programa Rosario Cuidas a sus Grandes.
Regularmente Giuseppe recibe la llamada de Patricia Valdez, la licenciada en Trabajo Social que se ocupa de su acompañamiento de manera personalizada.
«El adulto mayor que vive solo se siente cobijado, protegido por ese llamadito de cada día, aunque se extraña un poco durante los fines de semana», cuenta Camelia. Por eso Giuseppe replica la experiencia de Rosario Cuida a sus Grandes implementando, con sus afectos, lo que él llama Pasasaludo: «Ya que no se pueden hacer visitas presenciales, yo a las personas que tengo en mi agenda, a mis amigos, les hago un Pasasaludo. Los llamo unos minutitos a la noche para saludarlos y ver cómo andan. Así, esas personas reciben un llamadito a las ocho o nueve de la noche que dice ‘hola amigo ¿cómo estás? ¿cómo pasaste el día?’ Cuatro palabras que interrumpen el silencio, que interrumpen la soledad”.
Para Giuseppe los llamados de Rosario Cuida a sus Grandes son «como si de repente apareciera el sol en una noche oscura y llena de niebla al mil por cien. Esos llamados demuestran un sentimiento de convivencia y profunda hermandad”. “La gente sola, la gente mayor, tiene una vida vivida, y debe haber hecho cosas positivas. Entonces esa gente aprecia la charla con una emoción y con una sensibilidad brutal”, agrega Camelia, al tiempo que valora la propuesta de Rosario Cuida a sus Grandes: “Del uno al diez, a esta iniciativa le pongo un nueve o un diez, porque es una gestión hecha con amor y te puedo asegurar que es apreciada por nosotros como si fuera oro puro”.
Frecuencia Mayor
Giuseppe es, entre otras cosas, un hombre de radio. Tras haber pasado varias décadas trajinando los estudios de las principales emisoras rosarinas, tanto de AM como de FM, aún sigue activo. Hoy su principal actividad es la creación literaria, aunque cada tanto hace alguna incursión en radio.
Dueño de una vastísima erudición y una locuacidad sin par, este hombre cita, mientras charla, con la misma naturalidad a los filósofos de la ‘magna Grecia’ o a los clásicos del cine y la literatura (en la foto quiero salir como Mastroianni, pide), como a pensadores latinoamericanos como Avellaneda o Artigas. Así, este vecino “con una gamba en Italia y la otra en Rosario” colabora y participa asiduamente en «Frecuencia Mayor«, el programa de radio que la Dirección de Adultas y Adultos Mayores emite los viernes de 15 a 16 hs. por FM Aire Libre 91.3 mhz.. «Es que ése es mi campo de acción. Esa colaboración la hago con gusto, con placer, para que todos nos sintamos parte activa de la programación, trascendiendo el rol de meros oyentes», concluye.