Quienes asisten a estos espacios dan rienda suelta a la alegría y la creatividad en un clima de verdadera amistad y convivencia. El intendente habló de la importancia de sostener estas políticas.
El intendente municipal Pablo Javkin visitó en la semana el Centro de Día Castilla (Pago Largo 197) donde compartió una larga y distendida charla con los adultos y adultas mayores que participan de las actividades que se desarrollan en el lugar.
Javkin destacó la importancia de recuperar el valor de la experiencia y la sabiduría de nuestros mayores: “Vengo a escucharlos, a buscar propuestas para lograr esa ciudad que todos queremos”, arrancó contando el intendente y agregó que se está reuniendo con los exintendentes de la ciudad: “para aprender de la experiencia”.
“Vamos a sostener e incrementar las acciones que realiza el municipio para empoderar a las y los adultos mayores y afirmar los lazos de convivencia y la construcción de una ciudad inclusiva, que piensa en sus mayores, no como sujetos pasivos sino activos en la comunidad. Por todo esto es importante sostener estos espacios”, resumió.
En otro momento les anticipó que junto con la Universidad Nacional de Rosario avanzan en desarrollar un trabajo conjunto con el Programa Universidad Abierta para Adultos Mayores, que la UNR lleva adelante desde hace nueve años. “La idea es sumar nuevos espacios y mayores propuestas complementando el trabajo de la Universidad y el municipio”, señaló.
En el final les dejó una tarea para una próxima visita: “Quiero que me escriban que cosas faltan, o que cosas hay que mejorar en la ciudad, en base al conocimiento y la experiencia que tienen ustedes”.
Los protagonistas eran ellos y ellas: “Acá está prohibido aburrirse”, marcó Titina. En este espacio las y los mayores tienen un objetivo: pasarla bien, encontrarse con el otro, no solo recreación. Persiguen sueños y no todo es memoria, también presente. Acrecientan conocimientos, encuentran en este espacio propuestas que reactivan y potencian sus habilidades cognitivas, talleres de multiestimulación que elevan su autoestima.
En la previa, entre todos y todas, eligieron el tema con el que querían recibir al mandatario y se prepararon para cantar la zamba de Lito Bayardo Rosario de Santa Fe. “Está en la página 4 del cuaderno”, les dice la coordinadora y comienzan el ensayo antes de que llegue el intendente. “Recuerdos que nunca olvido, Rosario de Santa Fe, el pago donde he nacido…”, cantan todos y todas.
“Al llegar acá me olvido de todo, el lugar es encantador, hago gimnasia, ejercicios para la memoria, jugamos al tejo, si queremos bicicletear, bicicleteamos”, cuenta Amelia Rodríguez señalando una de las bicicletas fijas que tienen en el lugar. “Son todas encantadoras”, dice al hablar de las amigas que hizo en este espacio.
Mari Chaparro, con sus 90 años, es la decana del Centro de Día: “Venir acá me cambió la vida para mejor, antes era más tímida, metida para adentro, ahora soy diferente. Es muy lindo todo lo que hacemos, mandalas, gimnasia, literatura y son muchas cosas que hacen bien para la mente, a nuestra edad”.
“Ya terminé el primario, ahora pasé al secundario”, dice Natalio Moreno, que viene al Centro desde el principio. “Hace tanto que ya me olvidé”, menciona entre risas y remarca: “¡Con 98 años cumplidos!” Es el más chistoso del grupo, aporta una compañera y ante la propuesta de contar chistes a niños y niñas que llegarán de visita, aclara: “no son para esa edad”. Cuando enviudó un vecino le recomendó llegarse hasta el Castilla: “Y acá rejuvenecí, soy un pibe, mire”. Luego señala al personal del Centro y apunta “Gracias a ellas tengo ganas de vivir”, cierra con fondo de aplausos de sus compañeros y compañeras.
“Me siento como en mi casa, no podemos quejarnos de nada”, le dijo Titina (María Petra Martín), al intendente. “Con todo esto pasamos la tercera edad de la mejor manera posible, acá hice muchos amigos nuevos”, subraya Eduardo Peiró y se nomina como gran jugador de tejo.
A lo largo de la charla, Nelly Marcat (92 años), venía apuntando edades, actividades y otras cosas que no deben faltar en una crónica y recordó que cuando comenzó el taller literario pensó: “¿Para qué?, con la edad que tenemos, pero nos hace pensar mucho, conocer escritores, como Pablo Neruda y jugamos a formar palabras con cartas”, mira a una compañera y pide ayuda: ¿qué más hacemos? y se responde “Hacemos tantas cosas acá, la pasamos bien, nos sentimos acompañadas, son seis horas que estamos y la pasamos rebien y el día que uno no viene extraña y las coordinadoras –no me reten- podríamos venir sábados y domingos también, esto es una gran familia”.
Llega el turno de María Magdalena Annone, a quien le dicen Peti: “hace cinco años que vengo, todos los días, no tengo pereza en levantarme, antes de salir hago las cosas de mi casa, con mis 94 años todavía las puedo hacer, preparo el desayuno para mi hija que vive conmigo, ahora tengo algunos problemitas de tristeza, estoy muy triste, por eso elijo venir acá me distraigo mucho y me olvido de los problemas”. Y en el final destaca la atención y la comida de cada mediodía.
Respecto a los servicios y actividades que el Castilla ofrece a quienes quieran concurrir, María Elena Pini, su coordinadora, precisó: “llegan diariamente entre las 9.30 y las 15.30, son adultos mayores, autoválidos y con leve nivel de dependencia. Toman una colación, leen el diario del día, y tienen la primera actividad o taller que puede ser de gimnasia, de memoria, de autocuidado, manualidades, arte, canciones, una vez por mes realizan alguna salida con caminatas, paseos, hacen juegos grupales y con los otros centros de día”, expresó y continuó con su relato: “al mediodía almuerzan, después algunos descansan, y llegará la actividad de la tarde antes de la merienda. Todos llegan en una traffic que los pasa a buscar y los lleva a su domicilio”, detalla.
La Coordinadora del Centro de día también hizo referencia a su trabajo con los adultos mayores: “es un placer”, asegura y nombra una por una a las integrantes del equipo presentes: “Norma, Alejandra, Susy”. “Disfrutamos del trabajo con ellos, es un crecimiento todos los días, están muy agradecidos, a las propuestas, a las actividades, están atentos si hay que colaborar”, destaca María Elena y repite “es un placer venir a trabajar todos los días con ellos”, las y los asistentes acompañan con un cerrado aplauso.
Ahora están en plena organización de la despedida de año, donde se juntarán a comer y luego invitarán a todos sus familiares para realizar un brindis. Allí les mostrarán la coreografía que vienen practicando en la clase de baile.