Charles P. Pierce introdujo a la discusión sobre la significación, la problemática del “interpretante”. Aseguró que en tal operación, siempre hay un sujeto que piensa. En “On the Algebra of Logic: A contribution to the philosophy of notation” (1885) el autor norteamericano sostiene que “un signo está en una relación conjunta con la cosa denotada y con la mente (…) el signo está relacionado con su objeto solo como consecuencia de una asociación mental, y depende de un hábito” (p. 180). El momento en que Alberto Fernández anuncia la intervención y el envío al Congreso del proyecto de expropiación de la empresa Vicentin, disparó una tensión sobre qué significaba esta decisión de gobierno en los distintos actores políticos de la Argentina.
En principio puso en evidencia la falta de coordinación entre el gobierno nacional con el gobierno provincial a cargo de Omar Perotti. Mandatario que apoyó la decisión, no obstante, el acontecimiento le generó tensiones internas, principalmente por parte de Daniel Costamagna, Ministro de Producción. Alegó primero una cuestión de forma, pero también una cuestión de fondo: un “esquema cooperativo” era la intención del ejecutivo provincial. El proyecto a enviar a Cámara de Diputados será la cristalización de la discusión; se verá si la inserción a la discusión del gobernador, implica una modificación de la primera propuesta de “expropiación” construida por la Senadora mendocina, Anabel Fernández Sagasti.
Lo que se fuera de fondo en esta situación, es la tensión entre dos esquema de toma de decisiones. Por un lado, el acuerdo entre Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández y, por otro lado, la construcción de poder que busca el actual presidente con los gobernadores.
En este sentido, el gobernador Perotti tiene una relación ambivalente con el kirchnerismo. En el 2008 apoyó la resolución de la denominada “125”, no obstante, en las primarias de las elecciones que lo llevaron a la gobernación, no representó a ese sector, para luego acordar en las generales; “con Cristina no llegamos, pero sin ella, no es suficiente”.
Por su parte, el presidente Alberto Fernández, con una gestión de la pandemia que lo posiciona por encima de los ¾ de aprobación, toma una decisión que genera disidencia política. Los valores altos de imagen positiva fueron entonces un “cheque en blanco” utilizado por el actual presidente: “Realpolitik”. Pero sin dejar de vista, que el inicio de la pandemia implicó un consenso total hacia los oficialismos, pero su salida, es necesariamente una vuelta a las posturas ideológicas previas.
También es de destacar que la decisión corre la agenda sanitaria, para juzgar a Fernández por una posición ideológica radicalizada. Algunos diagnósticos aseguraban que la política argentina se dirigía hacia un escenario de “centro”, donde las gestiones serían la referencia y tanto Alberto Fernández como Horacio Rodríguez Larreta, dejarían en el pasado la clásica grieta entre Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri. No obstante, la decisión de expropiar Vicentin busca un escenario radicalizado, un modelo de país que es conceptualizado por el kirchnerismo.
La tensión política que se expresó en “cacerolazos” y manifestaciones contra la expropiación anunciada de Vicentin, activó la posición “antikirchnerista” clásica de los votantes de “Juntos por el Cambio”. La medición nacional de “management & fit”, donde se les consultó sobre si “Independientemente de estar al tanto o haber escuchado, ¿Usted aprueba o desaprueba la decisión que ha tomado el Gobierno Nacional de expropiar la empresa?”, arrojó que un 46,6% “desaprueba” la medida. Un valor muy semejante a los últimos resultados electorales del ex presidente Mauricio Macri. Queda en suspenso entonces, el viraje hacia un escenario de centro en la política argentina.
Por otro lado, el comportamiento sobre los principales referentes de la oposición no fue rápido ni conciso. Horacio Rodríguez Larreta aclaró su posición luego de varios días, casi como si tuviera que distanciarse de los oficialismos con los que trabaja de manera coordinada por la pandemia. Y, Mauricio Macri, buscó un acercamiento con “Lilita” Carrió, más para mantener su característica republicana que para tener una posición ideológica sobre la cuestión Vicentin.
Varios legisladores del macrismo sostuvieron que la decisión del gobierno es un acercamiento al modelo Venezuela. Esta posición reduccionista pone en evidencia un problema más grave del macrismo. El espacio político debe proponer una alternativa económica al kirchnerismo y Alberto Fernández, si es que que busca posicionarse como una alternativa real de gobierno. Por el momento, no hay expresiones claras en ese sentido. La heterogeneidad ideológica y metodológica hacia dentro del espacio, complejizan aún más la situación.
Lo que deja en duda la decisión del gobierno nacional, es si el signo “Vicentin” es consecuencia de una “asociación mental” circunstancial o bien, es parte de un “hábito” propio de un esquema radicalizado en la política argentina. La opinión pública en un 58% considera que “el gobierno va camino a la expropiación de empresas privadas que se encuentren en una situación similar”. Las decisiones gubernamentales que vienen contarán el desarrollo de esta historia.