Durante febrero jóvenes asisten a un taller de panificación, repostería y cocina en el Centro de Producción Casiano Casas para impulsar nuevos emprendimientos y compartir experiencias.
Desde el programa Nueva Oportunidad se lleva adelante una instancia de capacitación en panificación, repostería y cocina a jóvenes del distrito Norte. Las y los asistentes muestran el compromiso necesario para el aprendizaje, pensando y asociándose para realizar nuevos emprendimientos en el marco de este taller que aporta herramientas de capacitación pero también de encuentro.
Desde el programa, que nació en la Municipalidad en 2013, buscan seguir profundizando el trabajo realizado buscando nuevos modos de producción colectiva “que no solamente se dan en el proceso de elaboración, de comercialización o intercambio, sino también en la constitución de grupalidades que, a veces, no es familiar y resulta sumamente complejo en relación a la correspondencia con el otro y la otra”, señaló Luciano Vigoni, director General del Nueva Oportunidad.
“Analizamos cómo formamos otras relaciones de producción, donde no únicamente esté la rentabilidad o la productividad, sino que esté en el centro la constitución, pero también la permanencia y el sostenimiento de los vínculos humanos”, consideró el funcionario.
En este contexto, Julia De Marco, coordinadora del área productiva del Nueva Oportunidad en el distrito Norte, contó que ante la convocatoria los cupos se completaron en poco tiempo.
En el distrito Norte, el Nueva viene trabajando en seis espacios de producción de panificación: “Muchos de ellos lo realizamos en este lugar que es el Centro de Capacitación y Producción Casiano Casas (Blas Parera 1328)”, apuntó Julia y describió: “Los y las jóvenes que vienen pertenecen a distintos espacios del distrito, la organización Mujeres Emprendedoras, la Cooperativa La Travesía, cooperativa de vivienda Las Torres y también tenemos chicos que participan en el Centro de Convivencia Barrial Industrial”.
Los encuentros, dictados por el maestro panadero David Mosqueda, comenzaron el 25 de enero con una clase de ensaimadas, bombas y alfajores, teniendo como eje el dulce de leche, y siguieron el martes 1 de febrero con pastas caseras donde hicieron fideos y sorrentinos. En las próximas semanas se capacitarán en pizzas y pizzetas, catering para cumpleaños que incluye bizcochuelo, canapés y tarteletas, y el último encuentro será sobre panes saborizados y con semillas.
“Estamos muy contentos porque todas y todos se engancharon con la propuesta y además tiene de interesante que no solo aprenden -y lo pueden replicar en su barrio-, sino que cada uno y cada una se lleva lo que produjo para compartir con su familia”, explicó la coordinadora y cerró: “Todo esto sirve para fomentar nuevos proyectos, si bien algunos chicos y chicas ya tienen sus propios emprendimientos que no tienen que ver con la panificación, la comida es algo que tenemos que hacer todos y todas y si les gusta ojalá puedan seguir con la panificación o continuar con sus propios emprendimientos”.
En el lugar se cuidan mucho las condiciones de higiene, cada asistente debe tener su delantal y cofia en condiciones tal como Matías Retamoso, que llegó desde el barrio Industrial para tener su primera experiencia con el amasado de pastas y manifestó su deseo de aprender y “quizás, algún día, trabajar de esto”.
La receta
Naiara Machuca llegó al taller desde la Asociación Civil Mujeres Emprendedoras del barrio La Cerámica y tomó la posta para compartir la receta de las pastas: “Pesamos 300 gramos de harina, la colocamos sobre la mesa, hacemos una corona, le ponemos 3 huevos, 5 gramos de sal un poco de aceite y empezamos a amasar en forma envolvente todos los ingredientes hasta lograr la masa. Al principio estará un poco dura, hasta que le agarre la humedad. Después la envolvemos en un film para que descanse. Luego la pasta debe ser pasada por la sobadora varias veces hasta estirarla y obtener el grosor deseado y después llegará el momento del corte y así es como hacemos nuestras pastas”.