El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Eliseo Martín, se pronunció sobre los recientes hechos de violencia que terminaron con la vida de siete personas en lo que va de agosto y anticipó que el domingo, en la celebración de San Cayetano, rezará por la paz: «Rosario se está desangrando».
El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Eliseo Martín, llamó a las autoridades a actuar con ungencia ante los trágicos hechos de violencia que se viven en la ciudad de Rosario, que “se está desangrando”, alertó.
«Es hora de que se tomen en serio lo que está pasando y no miren para otro lado», dijo el pastor de Rosario, donde en los primeros cuatro días de agosto ya se cometieron siete homicidios presuntamente vinculados con el narcotráfico. Con esta cifra se llega a un total de 170 asesinatos en lo que va del año, con 492 heridos de armas de fuego, según consigna el Ministerio Público de la Acusación (MPA).
Por otra parte, como cada año, el obispo presidirá la procesión y la misa de San Cayetano que será este domingo. Pero esta vez, además de pedir “pan y trabajo” también se hará eco del clamor de la gente y suplicará a Dios por la paz en la ciudad.
“Quiero poner el acento en la paz porque estamos viviendo una violencia terrible. Es hora de que las autoridades nacionales, provinciales y municipales se sienten a trabajar juntos y se tomen en serio lo que nos está pasando”, manifestó seriamente preocupado por las muertes a manos de sicarios en los barrios, las extorsiones y las amenazas que padecen tantas familias en la ciudad.
“Si esto no se para, nos va a arrastrar a todos”, reflexionó ante una realidad que no distingue víctimas. Matan bebés, niños, jóvenes y ancianos. La ciudad está viviendo crímenes conmocionantes que lesionan la vida de personas que no se encuentran vinculados con círculos mafiosos, son ciudadanos inocentes que trabajan y transitan la ciudad, y encuentran la muerte en medio de las balaceras. Ejemplo de ello fue la chica de 15 años que atendía un local en barrio Triángulo y asistía al Normal 3, identificada como Zoe Romero, y que en la noche del miércoles se encontraba en su domicilio cuando dos hombres llamaron a la puerta y dispararon terminado con su vida.
Otro es el caso de Lucas Vega, un adolescente de 13 años que el lunes pasado perdió la vida cuando un grupo de sicarios le disparó. El chico jugaba en las divisiones infantiles de Central. Y la bailarina que recibió un disparo, junto con su madre, cuando esperaba el colectivo.
“Lo que estamos viendo es que se está gestando un Estado dentro del Estado, porque ponen sus propias reglas”, continuó monseñor Martín, preocupado por el futuro de la ciudad.