Bajo la consigna «La vida vivila, después donala», Así rezaba la leyenda de una remera que exhibía uno de los asistentes al acto de izamiento por el Día Nacional de la Persona Donante de Órganos que se realizó y que tuvo como escenario principal, el mástil mayor del Monumento a la Bandera.
Con la presencia de concejales, autoridades locales y provinciales, integrantes de organizaciones, familiares y trasplantados, se llevó a cabo el izamiento de la enseña patria en conmemoración del Día Nacional de la Persona Donante de Órganos, establecido por la Ley 27575.
Luego del mismo, hicieron uso de la palabra, la concejala Alicia Pino y Silvia y Alejandro, mamá y papá de Antonella Trivisonno, quien perdiera la vida el 29 de agosto de 1999 y que, desde entonces, se han convertido en un ejemplo de lucha, resiliencia y emblema de la donación.
En primer lugar, la concejala Pino expresó que lo hacía como concejala de Rosario y también como familiar de trasplantado. Soy donante y mi familia es donante. Lo somos, a raíz de haber vivido una situación que nos hizo tomar conciencia de la importancia de la donación de órganos.
Hay que trabajar y seguir concientizando, si bien hemos avanzado mucho en estos años gracias a las organizaciones que se han ocupado de esta tarea de difundir. Convocar a la ciudadanía para tomar conciencia, que podemos dar vida. Hay muchas familias, emociones y esperanza, que se centran alrededor de este acto solidario.
Además, resaltó la importancia de la ciencia y cómo va avanzando año a año para mejorar la eficiencia de estos procesos que hacen que los afectos más queridos y cercanos puedan ser recuperados de situaciones, que hace no mucho tiempo atrás, significaban la muerte definitiva.
En este día, finalizó, nos convocamos aquí, para pensar y comprometernos a difundir la importancia de ser donantes.
Luego, fue Alejandro Trivisonno, papá de Antonella quien relató que mientras veía el izamiento se había emocionado pues esta idea de una efemérides escolar fue, que en cada escuela del país, se pensara en este día, en las familias donantes.
La bandera es grande, explicó, y hay que sostenerla. A medida que va ascendiendo en el mástil, nos pide que la soltemos. Luego, al llegar a lo alto, nos cobija a todos, sin distinciones.
Para nosotros, agregó, esto es una buena alegoría de los donantes, héroes anónimos del siglo XXI a los que debemos rendirle homenaje, no sólo porque donaron sus órganos sino porque vivieron entre nosotros.
Finalmente, Silvia, mamá de Antonella, compartió que habían estado en Buenos Aires con varias actividades relacionadas con la conmemoración a nivel nacional de este día, instituido por ley y allí habían podido contar cómo se vivía aquí en Rosario. Contaron de la bandera.
También contaron de Santa Fe. Y allí, señaló, hablamos de Tito, que hace un homenaje a su hijo cada año, haciéndole capas de superhéroes a sus amigos, porque a él le gustaba vestirse así. Hablamos de Nico, de Santo Tomé, que como era deportista, sus padres hacen un homenaje con una maratón.
A través del relato de esas historias particulares, señaló, queremos compartir la vida de los donantes y mostrar que, así como hay vida después de un trasplante, también hubo vida antes de la muerte. Esas personas que donaron sus órganos no son sólo un órgano, un riñón, un corazón. Son personas que nos abrazaron, nos besaron, nos amaron, añadió.
No los olvidamos ni los vamos a olvidar nunca. Ellos nos donaron vida en vida y nos hicieron ser mejores personas. Abrazamos la donación, finalizó, con la certeza que Antonella vive en nuestro corazón.
Tras el izamiento de la bandera y las palabras escuchadas, los presentes se trasladaron a pocos metros de para realizar una pintada sobre calle 1° de Mayo y Córdoba, con el lema, “Soy Donante”.
El cierre de la convocatoria que se realizó en un marco festivo y de participación, estuvo a cargo de todos los presentes quienes se unieron a toda voz con el sentido mensaje de: “¡Soy donante!”
Se hicieron presentes en el izamiento y posterior pintada de la calle, las concejalas Marisol Bracco, Alicia Pino, Anahí Schibelbein y el edil, Franco Volpe.
Acompañaron, además, autoridades municipales, provinciales, miembros de organizaciones de la sociedad civil e integrantes de la Promoción 1981, del Curso de Cabos 1°s No Tradicionales de la Armada Argentina.