Comenzó juicio contra cuatro personas acusadas de integrar una violenta banda de Granadero Baigorria

El tribunal integrado por los jueces Fernando Sosa, Patricia Bilotta y Aldo Bilbao Benítez está el frente de un juicio en el que se ventilarán dos homicidios (uno de ellos de un joven inocente), la tentativa de homicidio de un abogado penalista, amenazas a testigos de causas penales y falsas denuncias que pretendía desviar la investigación fiscal.

El fiscal Alejandro Ferlazzo expuso en sus alegatos de apertura la trama de una compleja investigación de diversos delitos que habrían sido cometidos por Nicolás Lezcano y familiares del asesinado Pablo “Finito” Sosa, con quien compartía la jefatura de la asociación ilícita hasta el momento de su muerte.

La investigación comenzó cuando en una fiesta el 26 de diciembre de 2020 Nicolás Lezcano y Gastón Moreyra mataron por error a Facundo Contreras, un joven que nada tenía que ver con la disputa por el control territorial del barrio Nuestra Señora de la Paz en la que los agresores estaban enfrentados con Dani Godoy.

Aquella noche, en la bajada de Formosa y el río, Lezcano manejó el Clio desde el que Moreyra disparó contra un grupo de personas con la intención de matar al hijo de Dani Godoy. Aunque pudieron escapar, tiempo después Lezcano fue detenido arriba del mismo auto cuando la policía notó que el vehículo tenía impactos de bala y en cuyo interior todavía estaban las vainas servidas.

El 11 de mayo de 2021 Moreyra estaba en prisión preventiva, Lezcano estaba prófugo y su celular intervenido. Lezcano había conseguido a través de un abogado el legajo fiscal en el que figuraban los datos de los testigos de la causa, los llamó y los amenazó de muerte haciéndose pasar por Moreyra, quien al día siguiente tenía audiencia y a quien pretendía atribuirle toda la responsabilidad por el homicidio de Contreras para poder desligarse.

Ese mismo día Lezcano baleó y dejó una nota amenazante en el frente de la casa de su antiguo socio cuando su pareja estaba sentada en la puerta, hecho por el cual fue acusado de tentativa de homicidio. Además, en otro ataque contra la familia de Moreyra, desde prisión ordenó que balearan la casa a su madre.

Lezcano continuó gestionando sus negocios ilícitos desde adentro de la cárcel mediante su novia Nadia Sosa, a quien además le dio indicaciones para seguir ejecutando el plan que tenía por fin desvincularlo del homicidio de Contreras. Para ello se pusieron en contacto con Débora Rodrigo para que consiguiera el arma con la que fue cometido el homicidio, para ligarla a Moreyra.

Rodrigo, acompañada de dos abogadas, se presentó ante el fiscal diciendo que Moreyra había sido su inquilino y había dejado un bolso en su casa. Allí se suponía que estaría el arma homicida pero plantaron una pistola equivocada, por lo que tuvieron que repetir la maniobra. En esta segunda ocasión la policía volvió al inmueble en el que vivía Rodrigo y secuestró la Bersa Thunder 9mm con la Contreras fue asesinado. Esto ya fue reconocido ante un juez por la acusada.

El 13 de marzo del 2021 Lezcano junto con Finito Sosa intentaron matar a un abogado penalista, quien fue citado por una mujer en una estación de servicio Axion de Granadero Baigorria. Desde una moto se acercaron al Mercedez Benz en el que el abogado los esperaba y dispararon más de 20 veces.

El 30 de septiembre de 2021 se llevó a cabo el homicidio de Luis Campos, el cual fue premeditado por Lezcano y ejecutado por su hermano menor de edad con la ayuda de Sosa. Les ofreció dinero a ambos para matar a un vendedor de drogas al que citó desde la cárcel en la plaza Ovidio Lagos de la zona norte de Rosario. Cuando supo con precisión el lugar en el que estaba, su hermano lo baleó desde una moto.

Por todos estos delitos, que incluyen homicidios consumados y en grado de tentativa, amenazas calificadas, encubrimientos, falso testimonio, falsa denuncia, asociación ilícita y abuso, tenencia y portación de armas, el fiscal Alejandro Ferlazzo solicitó el tribunal que Nicolás Lezcano sea condenado a prisión perpetua, Gastón Moreyra a 25 años de prisión, Nadia Sosa a 30 y Débora Rodrigo a 10.