Charly García nació como Carlos Alberto García Moreno el 23 de octubre de 1951, en la ciudad de Buenos Aires. Fue el mayor de los cuatro hijos de Carmen Moreno y Carlos Jaime García Lange, ingeniero, químico, matemático, autor de varios libros educativos y dueño de la única fábrica de muebles de fórmica del país en ese momento.
A los 5 años, Charly comenzó su formación en música clásica, estudiando piano en el Conservatorio Thibaud Piazzini de Buenos Aires. Ya en ese momento dio muestras de esa escucha musical infalible hot conocida por todos: su mítico oído absoluto. Por esos años, durante un viaje de sus padres por Europa, enfermó de vitiligo. A esta afección a la piel le debería más adelante su característico bigote bicolor.
Los años de escuela, Charly García los pasó en el Instituto Social Militar Dr. Dámaso Centeno, donde sus compañeros siempre tocaban el piano del salón de actos. En ese colegio fue donde formó sus primeras bandas: To Walk Spanish, junto a Juan Carlos Bellia y, después, Sui Generis con Nito Mestre.
Sui Generis se hizo popular rápidamente. En 1972 grabaron el disco Vida, al que le siguieron: Confesiones de invierno, en el 73 y Pequeñas anécdotas sobre las instituciones, en 1974. Al año siguiente, Charly y Nito se despidieron de su público con un multitudinario recital en el Luna Park, del que dejarían el disco doble Adiós Sui Generis.
Su nuevo proyecto artístico se armó casi de inmediato y lo compartió con Raúl Porchetto, Nito Mestre, León Gieco y María Rosa Yorio. Así nació PorSuiGieco, proyecto con el cual sacó un solo disco al que se habían sumado también grandes compañeros de ruta como Oscar Moro, José Luis Fernández, Gustavo Bazterrica, Pino Marrone, Gonzalo Farrugia y Alfredo Toth.
Luego de PorSuiGieco, la trayectoria de Charly García tuvo un giro marcado. Dejó de lado el folk-rock para hacer lo que se conocía como música progresiva. Su nuevo proyecto tuvo el poético nombre de La Máquina de Hacer Pájaros, una nueva aventura en la que estuvo acompañado por Oscar Moro, Gustavo Bazterrica, Carlos Cutaia, José Luis Fernández y Alejandro Cavoti. A pesar del poco tiempo que duró, Charly giró con esta banda por todo el país y dejó los discos: La Máquina de Hacer Pájaros y Películas.
En los años siguientes, de 1978 a 1982, el aire enrarecido de la vida nacional, por obra de la dictadura, consiguió a veces oxigenarse con la aparición de propuestas del campo cultural. Una de ellas fue la de un súper grupo formado por Charly García, David Lebón, un casi adolescente Pedro Aznar y nuevamente Oscar Moro. Su nombre parecía salido de una lengua perdida en alguna de las vueltas de la historia: Serú Girán. Esta reunión nos legó discos memorables como Serú Girán, de 1978; La grasa de las capitales, de 1979; Bicicleta, de 1980; Peperina, de 1981 y No llores por mí, Argentina, de 1982.
El 30 de diciembre de 1980, en un concierto La Rural que sería histórico, Serú Girán reunió 60.000 personas en plena dictadura militar.
El comienzo de la carrera solista de Charly García coincidió con su incursión en la música para cine. A pedido del realizador Raúl de la Torre compuso la banda de sonido de la película Pubis angelical, que publicó junto a su primer disco de canciones, Yendo de la cama al living. Un año más tarde rompió todos los moldes, con una propuesta estética y sonora inesperada: Clics Modernos.
Entre 1984 y 1990 se sucedieron Piano Bar, que contó con una selección de lujo conformada por Fito Páez, Pablo Guyot, Alfredo Toth y Willy Iturri; Parte de la religión, Cómo conseguir chicas y Filosofía barata y zapatos de goma. En este último, nos encontramos con una resignificación de nuestro Himno Nacional Argentino, que solo él podría habernos regalado.
Para entonces Charly había comenzado su alianza musical con toda una nueva generación de prodigiosos músicos que en distintos períodos lo irían acomañando: Fernando Samalea, Andrés Calamaro, Carlos García López, Christian Basso, Fabián “Zorrito” von Quintiero, Daniel Melingo, Hilda Lizarazu, Fernando Lupano, María Gabriela Epumer, Richard Coleman, Alejandro Terán, María Eva Albistur y Rosario Ortega, entre muchos otros.
En la década de los 90 además de grabar La hija de la lágrima, Say no More y El aguante, publicó discos con Pedro Aznar y con Mercedes Sosa.
Charly García inauguró el siglo XXI con un salto desde el noveno piso de un hotel de Mendoza, que nos hizo dudar de que compartiera nuestra condición de simples mortales. Las polémicas, chismes y rumores sobre su vida personal serían luego cada vez más explotados por el interés de los medios. Sin embargo, Charly lo sobrevoló todo con su enorme humanidad y su inagotable poder creativo.
En las últimas dos décadas, además de seguir encontrándose con su público, dejó nuevas joyas discográficas como Influencia, Rock and Roll YO, Kill Gil y Random.
Hoy el país entero celebra su cumpleaños número 70, pero con Charly el tiempo no puede. En sus propias palabras: “Yo me siento pendejo y juguetón”.
Fuente: Revista Rolling Stone, La Nación – Foto de portada: Revista Rolling Stone