Carta de COAD a los estudiantes de la UNR

Los problemas frente a los cuales nos coloca la pandemia y la crisis económica y social que atravesamos nos desafían a encontrar los mejores caminos y estrategias para pelear por nuestros derechos y defender la universidad pública. La situación actual requiere no solo construir la mayor unidad posible entre los docentes, sino también generar puentes y compartir reflexiones y acciones con nuestros estudiantes.

Sostenemos que la salida es colectiva, y que la construcción conjunta con el movimiento estudiantil necesita de nuestros esfuerzos por compartir la situación que atravesamos. En ese sentido, difundimos la «Carta a los estudiantes de la UNR», la cual ponemos a disposición como una herramienta para fomentar el diálogo y los acercamientos a través del medio que se considere más adecuado: cada uno es libre de compartirla en sus redes sociales u otros medios, utilizarla como material de lectura en sus clases o realizar otro tipo de actividades.

 

«Los docentes de la COAD queremos compartirles algunas reflexiones a partir del trabajo en estas circunstancias que, como ustedes, no elegimos, pero nos toca atravesar como a gran parte de la humanidad.

 

Estos seis meses en los que hemos sostenido nuestro trabajo en forma remota han sido un enorme desafío, tanto para ustedes como para nosotros. En un comienzo pensamos que sería por un breve lapso de tiempo y que prontamente íbamos a volver a las aulas para la evaluación. En algunas unidades académicas incluso se aprobaron calendarios académicos con mesas presenciales. Sin embargo, la pandemia se agravó y nos obligó a continuar bajo esta modalidad, cosa que hicimos de la mejor manera posible y, muchas veces, con poco respaldo institucional.

 

En buena parte no contábamos con la preparación adecuada para trabajar de este modo y antepusimos el trabajo al tiempo que dedicamos a nuestras propias familias. Incluso debiendo hacerlo en horarios inverosímiles como consecuencia de las dificultades para trabajar en los momentos en los que regularmente lo hacíamos sea por inconvenientes en la plataforma de Comunidades o porque tuvimos que compartir los medios tecnológicos. La mayor parte de los docentes contamos sólo con una computadora familiar. En muchas oportunidades (al igual que ustedes) hemos tenido que conectarnos desde nuestros celulares. No contamos con espacios adecuados en nuestros hogares para dar clases y tampoco somos expertos en el uso de aulas virtuales y/u otras herramientas tecnológicas. Muchos hemos invertido en recursos tecnológicos a pesar del enorme atraso salarial.

 

La mayoría tenemos, también, hijos en edad escolar que – naturalmente – no están asistiendo a la escuela y realizan sus tareas en los hogares lo que hace necesario compartir nuestro tiempo y recursos informáticos. Algunos de nosotros también tenemos a cargo personas mayores o familiares que requieren cuidados especiales.

 

Cada vez que tenemos un encuentro por videollamada con ustedes, subimos un material, contestamos preguntas o corregimos trabajos hay detrás de ello una cantidad de tiempo mayor al que dedicábamos habitualmente a esas tareas.

 

En este contexto, como trabajadores hemos acordado con las autoridades de la Universidad condiciones que constituyen un piso mínimo de derechos relativas al resguardo de nuestro horario laboral y el reconocimiento del carácter voluntario del trabajo que estamos haciendo en el marco de la pandemia. Es voluntario porque no es el trabajo para el que nos hemos formado y para el cual hemos concursado. También porque es una modalidad no contemplada en nuestro Convenio Colectivo de Trabajo y no se están cumpliendo derechos mínimos como la provisión de herramientas y recursos económicos para trabajar.

 

Además, si bien hemos logrado que se reconozca el derecho a pedir licencia a quienes tienen a cargo niños menores y/o personas mayores de forma individual o compartida, es muy frecuente que, por varias razones, no hagamos uso de este derecho. Principalmente lo hacemos para no sobrecargar a otro compañero de trabajo ya que la Universidad no provee los cargos para cubrir las licencias. Tal como le sucede a otros trabajadores y a ustedes, todo esto está afectando nuestra salud física y psíquica.

 

Por supuesto que compartimos sus preocupaciones respecto a los procesos de enseñanza y aprendizaje. Nos preocupa también que muchos estudiantes hayan abandonado la cursada por no contar con conectividad o por haberse visto afectados por la situación. Sabemos que muchos estudiantes están atravesando dificultades económicas y están angustiados porque ven alejarse la posibilidad de avanzar en la carrera que han elegido. No está siendo fácil para nadie y lamentablemente deberemos seguir trabajando en forma remota un tiempo más.

 

Estamos junto a ustedes, codo a codo, en este maremágnum de información, recursos y exigencias. Estamos junto a ustedes tratando de sostenernos mutuamente en esta dura realidad, inmersos en un Sistema que pretende hacernos creer que esta es “la nueva normalidad” y que a ella deberemos amoldarnos: la virtualidad no es una nueva presencialidad.

 

Queremos seguir trabajando por una universidad pública, gratuita, inclusiva, diversa. Queremos ser parte, con ustedes, de una comunidad que crea conocimiento y nos forma cotidianamente para aspirar a un mundo mejor. Creemos que la salida es colectiva y con ese horizonte seguimos caminando.»