Atlantic Sportsmen es el orgullo del barrio no sólo por ser una institución centenaria sino también por avanzar en la igualdad de género en la dirigencia: hace 5 años es presidido por una mujer.
Echesortu es mucho más que un barrio de Rosario. Es un ícono. Y tiene un club emblemático y centenario como Atlantic Sportsmen, que nació el 12 de marzo de 1912. Desde entonces, la institución creció y escribió capítulos memorables a nivel deportivo y social. En 2015 llegó a la presidencia Analía Gil, quien marcó un antes y un después puertas hacia adentro de la comisión: es la primera mujer en conducir a la centenaria institución anclada en Lavalle y San Luis.
“Me fui involucrando cuando empecé a traer a mi hija a gimnasia deportiva. Al ver que había necesidades comencé a colaborar con la subcomisión junto a Jorgelina Salvatierra. Como me gustaba gestionar fui sumándome a nuevas propuestas hasta que un día me convertí en la primera vicepresidenta. Y desde hace casi cinco años tengo el orgullo de ser la primera mujer en presidir este club, nuestro club, donde además reformé, luego de muchísimo tiempo, el estatuto gracias al asesoramiento de la Secretaría de Deporte de la Municipalidad”, describió Gil.
“Coco Pernas fue quien me convocó como vocal, y mirá ahora dónde llegué. Eso fue hace muchos años. Fue medio revolucionario porque no había muchas mujeres en las comisiones directivas”, agregó. “Como siempre fui inquieta, el señor Luis Greppi me ofreció luego sumarme a la lista como su vicepresidenta. Acepté sin dudar, pese a que sabía que me iba a demandar mucho tiempo. En ese período fui teniendo cada vez más responsabilidades hasta que llegó el momento de las elecciones en las que fui como presidenta”, afirmó.
Fue así que 2015 marcó un hito: Atlantic Sportsmen pasó a ser comandado por una mujer luego de 103 años de historia. “Sí, fue algo revolucionario. Una mujer presidente, algo impensado años atrás. Gané con casi el 80 por ciento de los votos con respecto a las otras dos listas. Pero acá estamos, tratando de seguir creciendo y aportando ideas”, contó con entusiasmo la dirigenta, quien en sus ratos libres practica patín artístico en el amplio espacio en la parte superior del club.
En las malas mucho más
Atlantic es un sentimiento puro para sus 900 socios y socias, que hicieron un esfuerzo para sostener la pertenencia desde el comienzo de la pandemia. La posibilidad de una próxima habilitación de nuevas actividades bajo un estricto protocolo sanitario, genera entusiasmo y esperanza.
“La pandemia nos afectó como a muchos clubes de barrio. Así que tuvimos que ver cómo hacíamos para seguir de pie. Se nos ocurrió hacer y vender pastelitos, pizzas y hasta dimos un show por streaming ya que nuestra secretaria Melina Torres canta. Necesitábamos recaudar algo porque no todos podían pagar la cuota. Y hay gastos fijos que representan mucho dinero para nuestra tesorería. Hay familias que dependen del ingreso del club”, contó Analía.
Para dimensionar la tarea que un club desarrolla en tiempos de distanciamiento, la presidenta relató: “Fue así que empecé a llamar a muchas personas para decirles que estén tranquilos y que no se borraran. Había que contener a la gente porque en definitiva es nuestro deber. Las familias se portaron de diez en general porque hicieron un esfuerzo grande para abonar la cuota. En ese sentido no tengo más que palabras de agradecimiento. El club sigue por el esfuerzo de todos, más allá de que decidimos bajar la cuota social y los deportes”.
Haciendo historia
En el verdiblanco hay espacio para todos y todas. Los socios y socias pueden practicar patín artístico, básquet, futsal, gimnasia deportiva, natación, judo, vóley, o acceder al gimnasio, entre otras propuestas. Pero además de diversidad en la oferta deportiva, Atlantic abre caminos en términos de igualdad de género de la mano de su presidenta.
“Nos caracterizamos por ser un club inclusivo. Con el tiempo fuimos haciendo y construyendo espacios para las mujeres. Por ejemplo, al ser un club prácticamente de hombres en su momento, hicimos baños para mujeres porque no había. Sumamos muchas cosas y ganamos espacios”, afirmó la presidenta.
Otra obra que dejó la gestión de Analía fue la reforma de la zona de camping, el playón y la casona. Este último espacio del club guarda una impronta muy especial, ya que era el preferido por la poeta Alfonsina Storni durante sus veranos en Rosario. “Cuando hicimos el playón que da al bulevar Avellaneda no pudimos tocar la casona porque es patrimonio histórico. Alfonsina veraneaba ahí porque su bisabuela vivía al lado, donde hoy funciona un jardín de infantes”, relató con emoción.
La familia Storni se radicó durante un buen período en barrio Echesortu, a partir 1901. Tras el paso de Alfonsina, la casona del club se convirtió en un lugar de interés público, en torno al cual incluso se llegaron a organizar visitas.“Que Alfonsina Storni esté vinculada a nuestro club es un enorme placer y orgullo. Fue una mujer maravillosa. Revolucionaria y vanguardista para su época. Me siento identificada en ese sentido porque pude ser la primera vice y primera presidenta que tuvo mi amado Atlantic”, concluyó emocionada Analía Gil, quien en octubre no se presentará a las elecciones porque considera que «el ciclo terminó”. Pero Analía se ganó un lugar y quedó en la historia del centenario club, compartiendo páginas con la icónica poetisa argentina.