Por: Carlos Del Frade
La bandera de Los Monos se hizo negocio a través de las remeras que multiplicaron el dibujo presentado a nivel internacional en la despedida de Maxi Rodríguez. Una notable estrategia de marketing montada por una empresa.
En este caso una empresa ilegal, mafiosa, asesina y cobarde, la banda narcopolicial de “Los Monos”, pero empresa al fin. Su objetivo es ganar dinero a través sangre, miedo, violencia, pibas y pibes consumidores consumidos, lavado de dinero y complicidades policiales, empresariales, políticas y dirigenciales varias.
“Nosotros estamos más allá de todo”, decía el “trapo” monumental con las imágenes de un mono con lentes, un toro y un pollo con caras violentas.
La tribuna no es de los socios ni de los hinchas, es de la barrabrava, en este caso de la banda narcopolicial que posa de barrabrava.
Una propiedad ganada en los últimos quince años y que se expresó de manera contundente ese sábado que además tuvo la participación de Lionel Messi.
La cancha chica del fútbol sintetiza y explica la cancha grande de la realidad.
El gobierno de facto de la barra en la popular del Parque es proporcional al gobierno de facto de las bandas narcopoliciales en distintos barrios de Rosario.
Las complicidades son varias y es fundamental explicar quiénes encarnan esos negocios en común.
Lo del sábado no fue una provocación si no la exhibición de las propiedades que tienen estas bandas en la cancha chica del fútbol y en la cancha grande de la realidad.