Una multitud se hizo presente en el parque Urquiza durante las tres noches del festival, consolidándose como un evento cultural y musical de gran importancia en la ciudad.
Finalizó el Festival FARo, uno de los eventos de música y cultura local más importantes de la ciudad, y el balance es altamente positivo. Así lo valoró el secretario de Cultura y Educación, Federico Valentini: “Cerramos Faro, tres días de música, tres días de gastronomía, tres días de propuestas para las infancias, más de 60 mil rosarinos se encontraron a través de la cultura en el parque Urquiza, más de 300 trabajadores y trabajadoras de la cultura estuvieron acá trabajando».
Cabe destacar que esta segunda edición del festival amplió sus propuestas culturales, con la premisa de convocar a toda la ciudadanía e integrar en un mismo predio el espacio público del parque Urquiza, el Anfiteatro Municipal Humberto de Nito y el Complejo Astronómico Municipal. “La cultura nos encuentra, la cultura es nuestra forma de habitar el espacio público y la cultura es la decisión política que tenemos para seguir apostando e invirtiendo en Rosario”, enfatizó Valentini.
La programación incluyó a más de 300 artistas en los tres escenarios del festival de distintos géneros musicales, lo que genera un impulso a trabajadores de la cultura local, no solo como fuente de trabajo sino como una manera de difundir y promover las producciones rosarinas. El escenario del Anfiteatro Municipal fue el más convocante, ya que colmó su capacidad durante las tres noches, aunque fue la programación del sábado la que congregó a la mayor cantidad de público.
El evento contó con dos sectores comerciales: uno de food trucks, organizado junto a la Cámara de Food Trucks de Rosario, y la feria FARo de emprendedores de producción cultural. En ambos mercados el balance también fue positivo: “Nos sorprendió por un lado la afluencia del público, segundo la cantidad y variedad de estilos y bandas, y lo económico la verdad que estuvo bastante bien porque tanto viernes y sábado se movieron bastante bien los puestos, todos en general; se ha trabajado bien. Y hoy domingo más tranqui pero igualmente muy satisfactorio”, afirmó durante la última jornada Guillermo, a cargo del carrito de cerveza artesanal La Fábrica. Por su parte Sofía, de Tienda Manía Rosario, adhirió: “La verdad estuvo buenísimo porque hubo mucha gente, hubo música todo el tiempo, muy interactivo, una experiencia muy buena.”
Las tres jornadas transcurrieron sin inconvenientes y con un clima distendido y de disfrute. Ese clima se vivió durante las tres jornadas y fue uno de los aspectos más valorados por el público presente: “Me encanta, siempre consideré que la gente pueda tomar el espacio público y participar a la noche, estar a la noche en un lugar que es uno de los parques más lindos de la ciudad, hasta tarde con la lonita, haciendo un picnic, bailando y disfrutando”, destacó Guillermo.
“Rescatamos la esencia de lo público: el Estado propiciando experiencias ciudadanas y generando trabajo para el sector cultural y de los emprendedores de la gastronomía”, agregó la directora de Planificación Estratégica, Silvana Schulze.
Las infancias como protagonistas del festival
Con la incorporación de nuevos territorios para el juego y la exploración, las infancias de la ciudad pudieron disfrutar del festival y compartir tres noches pensadas para el encuentro de públicos de todas las edades.
Los escenarios fueron cabeceras de una propuesta que transformó al Complejo Astronómico Municipal, al Anfiteatro y sus alrededores en un gran parque cultural nocturno. Con la música como brújula y la grilla abierta a múltiples combinaciones, esta edición sumó el diseño de espacios y actividades especialmente pensadas para garantizar que niñas y niños, junto a sus familias y amigos, pudieran ser protagonistas y disfrutar de todo el evento.
“Pensamos que para esta segunda edición de Faro era importante trascender los escenarios con propuestas musicales con artistas de la ciudad, para llegar a una experiencia ciudadana donde tengamos actividades para toda la familia”, expresó Schulze.
Las propuestas incluyeron lonas gigantes para picnics colectivos, observaciones con telescopios e instrumentos curiosos, diseño colectivo de constelaciones, visitas a la muestra ‘Pisar la Tierra, mirar el cielo’ y al parque astronómico, experiencias tecnológicas sonoras y visuales, proyecciones e intervenciones en las cúpulas, burbujas, molinetes, maquillaje al paso y otros experimentos terrícolas.
“En este caso era el lenguaje del Complejo Astronómico, entonces tuvimos un espacio especialmente dedicado al juego entre la tierra y el cielo, a tirarse en el pasto a mirar las estrellas, también a hacer observaciones astronómicas, y otras propuestas lúdicas que tienen que ver con el cielo, las estrellas y los planetas”, enfatizó la funcionaria.
Este año se incorporó también una edición especial del circuito de la Mini Escuela de Ciclistas y Jugar en Calle. Al respecto, Lucía Favaretto, coordinadora de Calle Recreativa, compartió su balance: “La evaluación fue positiva por dos motivos: nos sumó en la difusión del proyecto de la Mini escuela ciclista, ya que nosotros tenemos uno de los puntos en el parque Urquiza los lunes y miércoles y a quienes les contamos desconocían de su existencia, así que en ese sentido sumó bastante. Y en cuanto a la participación en el festival, creemos que fue positivo también, ya que brindó una propuesta alternativa y diferente, más que nada para quienes se acercaron en familia. Creo que el festival estuvo muy bien organizado, con propuestas para la primera infancia, adolescentes, fue una gran propuesta”.
El cierre de la segunda edición del FARo reafirma la convicción de que el festival no solo llegó para quedarse, sino que se consolida como uno de los eventos culturales más importantes y esperados de la ciudad.