A 43 años, los lápices siguen escribiendo

En defensa de la Educación Pública.

Se cumple un aniversario más de aquel 16 de Septiembre de 1976, acontecimiento que marcó a fuego la historia del Movimiento Estudiantil de nuestro país.

Francisco, M. Claudia, Horacio, Daniel, M. Clara, Pablo, Claudio, Patricia, Gustavo y Emilce eran estudiantes secundarios que luchaban por una sociedad más justa e igualitaria. Militaban para transformar la realidad y por eso fueron secuestrados aquella noche; 7 de ellos aún continúan desaparecidos.

 

La Noche de los Lápices fue parte del Plan Sistemático de secuestros, tortura y desaparición llevada adelante por la última dictadura cívico-eclesiástica-militar, con el objetivo de acallar los reclamos populares y desarticular las organizaciones políticas para implementar un Plan Económico de saqueo al pueblo, pobreza y endeudamiento.

 

Hoy, a 42 años, vivimos como pueblo momentos difíciles. No solo en Argentina, en toda América Latina se vive una avanzada de proyectos neoliberales que buscan doblegarnos, buscan derrotar a los sectores populares. Nosotros respondemos con más organización, en cada escuela, en cada facultad.

 

El mejor homenaje para los compañeros de La Noche de los Lápices, a cien años de la reforma universitaria, es continuar su lucha. Los llevamos con alegría, con fuerza, convencidos de que si el presente es de lucha el futuro es nuestro.

 

EXIGIMOS:

-Cárcel común perpetua y efectiva para todos los genocidas.

-No al presupuesto para la deuda, mejor presupuesto para la Educación Pública.

-Boleto Educativo Gratuito Nacional.

-Implementación de la ESI en cada escuela.

-Ciudadanía universitaria para las escuelas medias de la UNR.

-Salarios dignos para nuestros docentes.

-Comedores estudiantiles.

-Aparición con vida de Jorge Julio López.

-Justicia por Santiago Maldonado, Rafael Nahuel y todos los pibes muertos por gatillo fácil.

-Basta de gatillo fácil.

 

Francisco López Muntaner

María Claudia Falcone

Claudio De Acha

Horacio Ángel Ungaro

Daniel Alberto Racero

Maria Clara Ciocchini

La noche  de los Lápices

Se conoce como la Noche de los Lápices ​ a una serie de secuestros y asesinatos de estudiantes de secundaria, ocurridos durante la noche del 16 de septiembre de 1976 y días posteriores, en la ciudad de La Plata (capital de la provincia de Buenos Aires) Argentina.

 

Este suceso fue uno de los más conocidos entre los actos de represión cometidos por la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983), ya que los desaparecidos eran estudiantes, en su mayoría adolescentes menores de 18 años, que fueron torturados antes de ser asesinados. La CONADEP estableció que la policía bonaerense había preparado un operativo de escarmiento para los que habían participado de la campaña por el boleto estudiantil, considerada por las Fuerzas Armadas como «subversión en las escuelas».

 

El caso tomó notoriedad pública en 1985, luego del testimonio de Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes, en el Juicio a las Juntas. Además Díaz participó de la creación del guion que llevó la historia al cine días antes de cumplirse una década de lo ocurrido, en el filme homónimo. Cuatro de los estudiantes secuestrados sobrevivieron a las posteriores torturas y traslados impuestos por la dictadura.

 

Las víctimas fueron en su mayoría estudiantes de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), de la ciudad de La Plata. Esta agrupación, junto a otras escuelas que habían reclamado en 1975, ante el Ministerio de Obras Públicas, el otorgamiento del boleto de autobús con descuento estudiantil.

 

Esta circunstancia, junto al testimonio de uno de los sobrevivientes, Pablo Díaz, ha popularizado la hipótesis de que los secuestros hayan sido consecuencia directa de aquel reclamo. Sin embargo, otros sobrevivientes, como Emilce Moler, afirman que ese reclamo específico no tuvo ninguna incidencia en el episodio del 16 de septiembre. Pablo Díaz afirmó que el boleto estudiantil, que habían conseguido los estudiantes secundarios en septiembre de 1975, fue suspendido en agosto de 1976 con la intención de detectar, mediante un trabajo de inteligencia, quiénes eran los líderes en cada escuela e ir a buscarlos. Al respecto, mencionó un documento hallado en la Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires, titulado La Noche de los Lápices, firmado por el comisario general Alfredo Fernández,​ en el que describía las acciones a realizar contra los estudiantes, a quienes se calificaba como «integrantes de un potencial semillero subversivo».

 

Las órdenes de detención habían sido libradas por el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército y llevaban las firmas de Fernández​ y del coronel Ricardo Eugenio Campoamor, jefe del Destacamento de Inteligencia 101. Lo más llamativo de las mismas es que, en todos los casos, se les asignó grado de peligrosidad mínimo a los estudiantes. Los secuestros fueron llevados a cabo por miembros de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dirigida en aquel entonces por el general Ramón Camps y Miguel Etchecolatz.

 

Tras una semana de torturas, el 23 de septiembre, un grupo de detenidos dentro del cual se hallaban los estudiantes fue trasladado en al menos dos camiones celulares. El convoy se detuvo en la Brigada de Investigaciones de Banfield, en donde bajaron a un número de personas previa lectura de una lista en la que sus nombres figuraba. Casi todos continúan desaparecidos El resto de los prisioneros siguió camino hasta el Pozo de Quilmes.​

 

Según la CONADEP, «los adolescentes secuestrados habrían sido eliminados después de padecer tormentos en distintos centros clandestinos de detención, entre los que se encontraban: Arana, Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes, Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires y las Comisarías 5.ª, 8.ª y 9.ª de La Plata y 3.ª de Valentín Alsina, en Lanús, y el Polígono de Tiro de la Jefatura de la Provincia de Buenos Aires».​ Se presume que habrían sido fusilados a principios de enero de 1977.