Carta pública de organizaciones sociales, movimientos populares, trabajadores de las cooperativas, de la tierra, y de empresas recuperadas por sus trabajadores

En estos momentos tan difíciles que vivimos millones de trabajadores de la Argentina y de todo el mundo, en momentos donde estamos atravesando una crisis profunda, por un lado, producto de la crisis económica agravada por una pandemia que ya avanza trágicamente sobre los barrios populares, por las terribles desigualdades sociales que existen desde siempre, extendemos esta carta hacia todas las organizaciones representativas de nuestro sector, con el objetivo de unificar el reclamo y sostenerlo firmemente en defensa de los más humildes.

Somos nosotros, los que conocemos la cara del hambre más que nadie, venimos resistiendo desde mitad de los 90, en la búsqueda de recuperar nuestros derechos perdidos. Somos nosotros quienes abnegadamente y de manera silenciosa, pero con un gran orgullo, hemos recuperado para nuestro sector la dignidad del trabajo con un esfuerzo inaudito. Somos nosotras, las compañeras, las que sin ser noticia de ningún canal, damos de comer a miles y miles de familias de todos los pueblos olvidados y barrios populares del territorio nacional, con un salario por debajo de la indigencia. También somos las compañeras las que día a día
sufrimos la violencia machista y patriarcal que nos coarta la libertad. Ante ese panorama, no vemos un presupuesto destinado a poder atender tales demandas. Hoy en día tenemos un ministerio de la mujer y las diversidades pero eso demostró que no fue garantía para atender las necesidades en relación a la violencia de género.

Innumerables son las tareas y las acciones que realizamos cotidianamente en todo lugar en donde estamos para salvar a nuestro sector del despojo, la exclusión, y la profunda miseria. No queremos retroceder más.

Es desde esa autoridad ganada en la acción concreta, en la lucha de años, desde donde hoy podemos discutir legítimamente con el estado nacional que no es aceptable que haya trabajadores que sigan cobrando apenas 8500 pesos por mes cuando la canasta básica en la Argentina ronda los 60 mil pesos mensuales. Se nos excluye del beneficio del IFE a más de 300 mil trabajadores cooperativistas. Justamente a nosotros, los primeros que enfrentamos todas las crisis, y finalmente perdemos más que nadie.

Mientras que se nos excluye y se nos llama a la paciencia, el gobierno nacional otorga cuantiosos subsidios a las multinacionales, a los terratenientes o a los grupos empresarios locales, como ha acontecido recientemente con altos gerentes de corporaciones que con
sueldos millonarios igual se aprovechan de una política pública destinada a mantener los salarios de los trabajadores. Los beneficiados siguen siendo los mismos de siempre, aun en estas circunstancias tan penosas para las mayorías populares. Los que tienen todo, quieren más, la Sociedad Rural Argentina, Clarín, Techint, Ledesma, Volkswagen, Mercedes-Benz, por solo mencionar algunos casos más resonantes. Mientras tanto para nuestros mayores, nuestros jubilados solo apenas se le ha otorgado un incremento de 6.2% en sus pobres ingresos.

Creemos que es una responsabilidad de todo nuestro sector mantenernos de pie, y exigir lo que nos corresponde. Por la defensa de la dignidad de nuestras compañeros no podemos aceptar un acuerdo a la baja en ningún campo, bajo pretextos de cuestiones irresolubles o circunstancias supuestamente insalvables. Menos ahora, cuando está en peligro lo poco que hemos ganado en todos estos años, y fundamentalmente cuando están en peligro nuestras vidas, y el futuro social y económico de una nueva generación de laburantes.

Debemos poner por delante de cualquier diferencia, los intereses de nuestros compañeros más pobres, y exigir de manera conjunta y unitaria el cobro universal del IFE para todos los trabajadores de nuestro sector. Si hay fondos para las empresas, deben existir mucho antes fondos para los más humildes, y evitar de este modo que sigamos perdiendo nuestro escaso poder adquisitivo. Si hay fondos para subsidiar a las patronales, debe existir presupuesto suficiente para que llegue la comida a los barrios populares. Y una política para obligar a las empresas productoras a suministrarlo adecuadamente. No es aceptable para nosotros a esta
altura que aleguen problemas burocráticos, o extorsiones de las empresas alimenticias, frente a la envergadura de la crisis que vivimos.

Es nuestra responsabilidad como movimientos sociales ponernos muy firmes en exigir celeridad y presupuesto para garantizar la entrega de los alimentos destinados a salvar a la población más humilde de la pandemia, pero también del hambre. Esta es la urgencia, por lejos de primer orden, que debe atender el estado nacional.

Como tampoco podemos aceptar que no se dé respuesta a las miles y miles de personas desocupadas que están en nuestras organizaciones por más de 9 meses sin percibir ningún tipo de ingreso. En lo inmediato debemos exigir también la apertura del programa Potenciar Trabajo.

Sabemos la tragedia que se avecina con el virus en las villas y barriadas populares, nuestros delegados barriales como Ramona Medina, Víctor Giracoy y Agustín Navarro han perdido su vida en esta tremenda lucha desigual en contra de la pobreza, familias enteras hacinadas, sin agua ni comida, y tampoco sin un servicio de salud apropiado, que sea asequible a los más humildes y que esté a la altura de poder enfrentar el colapso. Nosotros hemos cumplido y seguiremos cumpliendo siempre con nuestra función social, al servicio de los más pobres y de la comunidad entera, pero sabemos muy bien que existen funciones y responsabilidades fundamentales del estado que son indelegables e impostergables.

Compañeros de las organizaciones sociales representantes de nuestro sector, está en nuestras manos, y en nuestra firme decisión, no retroceder más. Que la crisis la paguen las empresas y las multinacionales.

Exijamos que sea reconocido todo nuestro histórico esfuerzo, por todas las reivindicaciones justas y legítimas de nuestras compañeras y compañeros de los barrios populares, y hagámoslo en unidad, hagámoslo en la calle, el lugar donde conquistamos y triunfamos desde siempre, tal como lo enseña la heroica lucha de la clase obrera Argentina a lo largo de su historia.

 

 

 

 

 

 

Adhesiones:

– Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP)

– FOL -Frente de Organizaciones en Lucha

– MTD Aníbal Verón

– Frente Popular Darío Santillán

– Movimiento de los Pueblos (Frente Popular Darío Santillán Corriente Nacional,
Izquierda   Latinoamericana   Socialista,   MULCS-   Movimiento   por   la   Unidad
Latinoamericana y el Cambio Social, Movimiento 8 de Abril, Igualdad Social)

– MRP- Movimiento Resistencia Popular

– FAR – Frente Arde Rojo/COPA

– FOB La libertaria

– FOB Autónoma

– MTR por la Democracia Directa

– OLP Resistir y Luchar.

– UTT

– La Poderosa

– FeNat

– ATE Rosario

– CTA-A Regional Rosario

– Madygraf Gestión Obrera

– Trabajadores y Comisión de mujeres de la ex Ansabo bajo gestión obrera (Coop. P.OR.YSO)

– Obreros y obreras de Cerámica Neuquén

– Cooperativa World Color

– Cooperativa de Trabajo Emprendimientos Unidos Quilmes Ltda (EMUNQ)

– MST-Teresa Vive

– CUBa MTR MIDO

– Organización Horizontal Proyecto Uno

– Frente Territorial Raíces.