Desde el bloque del Frente de Todos votamos en soledad en contra de dos de los tres pliegos propuestos por el Ejecutivo local para el directorio del Banco Municipal, por las mismas razones por las que hace cuatro años rechazamos el de Fernando Staffieri (Fundación Libertad).
Más allá de las capacidades técnicas de Adrián Giachino y Sebastián Azzerad, entendemos que sus perfiles, y -fundamentalmente- las características de los actores económicos que los impulsan, entran en contradicción con la idea de banca pública local que siempre defendimos y reclamamos: una con mayor compromiso y despliegue en favor de la producción, el trabajo y las pymes.
El primero fue directivo del Banco Nación durante la gestión de Macri y González Fraga, y después volvió a Rosario para armar el banco de la Bolsa de Comercio de la mano de Alberto Padoán. El segundo integra hoy el directorio de una financiera, Rosental, y mañana va a cumplir funciones en un banco público, que exige otra experticia, y sobre todo otra mirada -por ejemplo- sobre las necesidades de los que producen y trabajan, y no tienen acceso al crédito.
Ni los representantes de las financieras, ni los del complejo agroexportador, van a dar respuestas a las demandas de la economía real de nuestra ciudad.
Hace tres años le pusimos un freno a las pretensiones del «círculo rojo» rosarino de que el Municipio se endeudara en dólares colocando bonos en el mercado de capitales. El tiempo nos terminó dando la razón. Hoy le decimos que no a los mismos sectores.
Por último, urge reformar esa resabio impuesto por la Ley Orgánica de Municipalidades, que determina que las sesiones de elecciones de autoridades de un banco público sean secretas, impidiendo que los rosarinos y rosarinas conozcan en detalle el posicionamiento de sus representantes, y a algunos de estos les permite esconder los argumentos de su voto vergonzante.