Comenzó haciendo talleres de diseño y moldería y hoy vive de su propio emprendimiento

Fabiana Scetta pudo orientar su deseo y darle vida al proyecto de indumentaria para primera infancia que se gestó en el Centro de Convivencia Barrial Belgrano y la vecinal Juan Pablo II.

Fabiana vive en barrio Belgrano y es una de las tantas argentinas que tuvieron que reinventarse por la crisis económica luego de perder su empleo años atrás. Desde 2019 gestiona Arañitas Faby, un emprendimiento de ropa para bebés y primera infancia.

Hace varios años tomó la iniciativa y se inscribió en el curso de Confección de Indumentaria en el Centro de Convivencia Barrial (CCB) de barrio Belgrano y luego siguió perfeccionándose en moldería en la vecinal Juan Pablo II que presta sus instalaciones, ambos talleres organizados por la Municipalidad de Rosario. “Empecé en el año 2016, en el CCB de Ituzaingó al 7000, fui con una amiga a anotarme y me enganché”, contó entusiasmada la vecina que se volvió con el tiempo una emprendedora.

Con el empuje que le dio la profesora Paola Fernández, empezó en estos últimos años a confeccionar sus primeras prendas para bebés, niños y niñas de hasta dos años: “Me gustó lo que aprendimos y los desfiles que organizamos, con los conocimientos de moldería empezamos el microemprendimiento”, relató.

Este taller dictado en instituciones del Distrito Oeste permitió que varias vecinas se animaran a tener su propio emprendimiento: “De ese grupo que era bastante parejo, 4 o 6 nos largamos a emprender, y la profe nos enseñó a armar una colección”, expresó Fabiana que habla con voz pausada, pero sin ocultar su emoción.

Diseñar su primera colección le permitió aprender a combinar las telas, los colores, y en especial el tejido a crochet con otras texturas en diseños propios como vestidos, saquitos y otras prendas. “Me gusta crearlos, me voy imaginado los vestidos y voy confeccionando. Mis diseños gustan y tengo intenciones de hacer otro tipo de modelos y también incorporar otros talles”, aseguró la emprendedora que sueña con incursionar en la confección de ropa interior y trajes de baño.

Su historia laboral, como la de muchos argentinos en los barrios populares no fue fácil, hace unos años se quedó sin trabajo y la falta de dinero la empujó a hacer su ropa. “Me animé, y me hice varias prendas y mi mamá me guiaba por teléfono, porque vive en Victoria. Toda la vida, desde chiquita la veía coser, pero a mí me tiraba más el tejido, ya los 6 o 7 años quería ver cómo era eso de pasar el hilo de una aguja a la otra”, recordó.

Se muestra agradecida con la profe del taller, la describe como una persona tenaz y versátil que se adaptaba a las circunstancias del espacio con mucha facilidad. “En la misma clase, se las arreglaba y enseñaba a las chicas nuevas, a las que estábamos más avanzadas, y a las que tenían conocimientos medios, porque en el CCB se anotaba gente nueva en cualquier momento del año”.

Este año, la emergencia sanitaria impuso la dinámica del aislamiento y los talleres de oficios no pudieron dictarse en las dependencias e instituciones de la ciudad. Sin poder salir de su casa, la emprendedora enfrentó la pandemia del Covid-19 con prendas tejidas a crochet que le encargaron vecinos y gente conocida.

A un año de haber lanzado su marca Arañitas Faby el balance que hace es muy positivo: “Hay que animarse a emprender y encontrar la forma de ofrecer, publicar y vender. Si las cosas que uno hace gustan a la gente y lo compra ya es un buen comienzo”.