Para algunos es sinónimo de la Mesa de los Galanes, pero también de barrio Alberdi, donde vivió. El CMD Norte realizó múltiples acciones para recordar al grande del humor gráfico rosarino.
En la ciudad hay numerosos lugares que invocan el espíritu de Roberto Fontanarrosa: la esquina donde nació en Catamarca y Corrientes (que lleva su nombre); el Centro Cultural ubicado en plaza Montenegro; y los bares La Sede y El Cairo, donde se reunía con la famosa mesa de los galanes. Pero también hay sentido de pertenencia en el norte rosarino.
Si bien es cierto que Fontanarrosa nació y pasó su infancia en la zona céntrica, eligió barrio Alberdi para vivir junto a su mujer e hijo. Se instaló en la calle Agrelo y montó su estudio a pocas cuadras, en barrio Sarmiento. Desde allí generó mucha de su prolífica producción de humor gráfico, cuentos y novelas.
Y, reafirmando ese sentido de pertenencia, en el distrito Norte hay una escuela y una plaza que llevan su nombre, e incluso un barrio que en 2018, a través de un proceso participativo, eligió para sí llamarse “Fontanarrosa”.
En un nuevo aniversario de su partida, y con la intención de rendirle homenaje, desde el CMD Norte se organizaron múltiples acciones para rememorar su obra. Por estos días se exhibe en el edificio del Centro Municipal, ubicado en Warnes 1917, un fragmento de la muestra Mendietas, reproducciones del personaje característico de la obra del Negro Fontanarrosa, que fueron intervenidas por artistas, diseñadores y dibujantes rosarinos en 2017, en base a una iniciativa de la Secretaría de Cultura y Educación de Rosario.
Además se distribuyeron en más de 70 instituciones y comercios de todos los barrios pegatinas con códigos QR que invitan a los vecinos a escanear “al paso” y descubrir contenidos que fueron generados por el Centro Cultural Fontanarrosa en el marco de las vacaciones de invierno y relatan historias clásicas en las singulares versiones del Negro.
Como broche de oro a estas actividades, el viernes 24 de julio se llevó adelante un encuentro virtual que contó con la participación de alrededor de 25 vecinos, vecinos, referentes de instituciones, allegados y amigos del Negro en donde se compartieron anécdotas de sus años en el tradicional barrio del distrito Norte. Sus vecinos lo recordaron paseando en su Citröen verde por las calles del barrio, muy amiguero y de bajo perfil.
Alicia es una de las integrantes de Los Amigos del Paraná y Casa Cossettini, y contó que en los que años que ella y su marido trabajaban para la agrupación Scout Manuel Belgrano, Fontanarrosa les diseñó la portada de la publicación que editaban. “Era un tipo generoso, siempre dispuesto a dar una mano sin esperar nada a cambio”, recordó.
También participaron de la reunión compañeros de la mesa de los galanes, Chiquito Martorell y José “Colorado” Vázquez, que lo situaron en las canchas de fútbol y contando historias alrededor de mesas de bares. “Cuando yo llegué a la mesa ya había amigos, el horario del Negro era a las 7 de la tarde, y generalmente llegaba primero, recuerdo que yo salía del estudio y cuando llegaba a la esquina del El Cairo el mozo ya me había servido el café, así nos conocían ahí”, afirmó Chiquito.
El Negro y su obra traspasaron cualquier frontera, y en encuentro virtual también, desde España participó Diego Alonso, un vecino de Alberdi que actualmente reside en Barcelona. Vistiendo la camiseta de Rosario Central con el dibujo del hincha canaya, contó emocionado: “El barrio tira, cuando me enteré de este encuentro supe que tenía que participar, me acuerdo de chico pasear con mis padres por la plaza Alberdi, y verlo leyendo en su casa o caminando por la calle, siempre que no hubiera partido”.
Otro de los participantes, David Muratore, vicedirector de la Escuela 408 Roberto Fontanarrosa (Superí y las vías) contó que mucho antes de que la institución se llamara así, los alumnos de 5° año fueron a hacerle una entrevista al Negro a su casa de calle Agrelo para una revista que hacían, y volvieron con un dibujo: “Ese dibujo estuvo desde 1998 guardado en una carpeta en la Dirección, y cuando hubo que ponerle nombre a la escuela muchos años después, sentimos que esa era la señal, que el nombre estaba elegido en ese dibujo”.
Las historias se sucedieron una tras otra por casi dos horas: “Fue un encuentro hermoso, lleno de recuerdos y anécdotas de las más valiosas” remarcó la directora del Centro Municipal Distrito Norte, Elisa Caballero Rossi, y concluyó: “De aquí y de allá, del centro y de Alberdi, las historias forman un prisma de las distintas facetas del Negro, pero todas coinciden en que Roberto Fontanarrosa fue, es y será un culto a la amistad”.