Organizaciones civiles de diversos barrios de Rosario están juntando firmas y pretenden ser recibidos en el Concejo para exponer su visión del nuevo esquema de transporte urbano.
A casi 20 días de la implementación de la denominada “adecuación del transporte urbano de pasajeros” en Rosario, organizaciones civiles de diversos barrios mantienen sus reclamos. Falta de cobertura, paradas que se desconocen, peores frecuencias y colectivos llenos son parte de los problemas de quienes proponen prorrogar los cambios hasta que sus voces sean escuchadas. Una situación que afecta principalmente a trabajadores (sobre todo esenciales) y adultos mayores, a quienes en pocos días se volverán a sumar los y las estudiantes.
Sandra Bitschin es trabajadora social y acompañante terapéutica. Vive en Pérez y trabaja en la zona sur de Rosario. Desde el 25 de enero, cuando se puso en práctica la “adecuación del transporte”, se le duplicaron los costos de viaje. Es que el interurbano con el que se transportaba desde su localidad de residencia ya no continúa su recorrido más allá de la Plaza Sarmiento y allí debe hacer conexión con otra línea. Pero para el servicio que une ciudades no corre el transbordo gratuito, así que debe abonar otro boleto. Además, aseguró que las frecuencias ahora son las que antes eran de días sábado y que los colectivos van llenos.
Lea Medina es referente del Centro de Jubilados Supercemento, del barrio que lleva ese nombre, en Mendoza y Donado. En su caso, las líneas 116 y 142 no han tenido mayores modificaciones en su zona, pero el problema ahora es tener que viajar al centro. «Todos los jubilados que tienen que ir a hacer trámites a PAMI ahora tienen que caminar 3 o 4 cuadras, cuando antes el 116 los dejaba en la esquina. Yo soy vieja pero todavía ando, el tema es que la mayoría de los jubilados usan bastón o andador y es muy difícil su movilidad», explicó. Por eso, piden que se descentralicen oficinas de PAMI en los distintos distritos de la ciudad, para aliviar la situación de los/as adultos/as mayores.
Pero además, con el 142 tienen otro problema: la llegada a la localidad vecina de Villa Gobernador Gálvez. Desde el cambio en el esquema de transporte, ya no llega a esa ciudad y deben hacer trasbordo con un interurbano (por lo que no corre la conexión gratuita), que además utiliza la tarjeta SUBE, que hay que comprar y cargar aparte de la MOVI.
En Echesortu y La República sufrieron la unificación de las líneas 138 y 139, troncales para estos barrios, con la 115, que transita por la avenida Eva Perón/Córdoba. «Así nos dejaron con la solución individual: se usa el transporte familiar. Esto genera falta de independencia de los chicos, porque ahora los padres tienen que modificar sus actividades en época escolar; los adultos mayores que no tienen plata para un taxi no tienen movilidad; y la gente que trabaja, sobre todo en el centro, está llegando tarde al trabajo porque van probando qué línea les sirve», aseguró Vanesa Amatto, presidenta de la Vecinal Echesortu.
La referente describió también una situación que puso a muchos vecinos y vecinas en riesgo por la inseguridad: «anularon paradas sin informar cuáles son las nuevas que están habilitadas. No hay cartelería. Por ejemplo, anularon la parada del 138 pero no informan dónde para el 115, con el que se unificó, que es bastante lejos. La gente camina mucho y sin saber, porque hay falta de información para que el vecino encuentre la modificación. Y esto nos deja en peligro».
Oídos sordos
Esta Vecinal viene recopilando los problemas que les causó a los vecinos y las vecinas de Echesortu los cambios en el transporte. Algo que, además, habían adelantado que sucedería, por lo que exigían una prórroga para la implementación de la medida. Ahora mantienen ese pedido, pero además quieren ser escuchados en el Concejo Municipal.
«Estamos por presentar una carta al Concejo, ya que esto fue aprobado por la mayoría de los concejales, en la que seguimos pidiendo ser escuchados. También vamos a presentar seguramente un proyecto sobre transporte público. Están haciendo oídos sordos a una necesidad que afecta a todos, especialmente a los trabajadores», afirmó. Agregó también que «los concejales nunca se acercaron a las instituciones que peleamos por el tema del transporte. Estos meses deberían haberse abocado al transporte público».
Ahora, con el anuncio de la vuelta a las clases presenciales, se mostraron aún más preocupados. «Los esenciales eran los que tenían prioridad para viajar. Ahora van todos los trabajadores amuchados. Es un tema la vuelta a clases en este sentido. Van a mandar a los maestros, a los chicos y a todos los esenciales a un caldo de cultivo de COVID», advirtió.
Unidad de los barrios
Desde la Vecinal Echesortu vienen trabajando junto a vecinos y vecinas de Pichincha, la Vecinal La República y el Centro de Jubilados Supercemento en juntar firmas con un petitorio en el que piden la prórroga, «que es necesaria porque si un Estado no puede sostener un año de transporte no sabemos en qué situación está», declaró Amatto.
«Es necesario un consenso, una prórroga y un debate, tener los números en claro y apostar a un transporte digno de todos los trabajadores y estudiantes y que acerque a los adultos mayores a PAMI, Anses y los bancos, que nos acerque a los centros comerciales barriales. Hay que empezar a discutir una nueva Rosario en la que nosotros seamos las voces. El transporte en toda la ciudad nos está quitando calidad de vida, que incluye todo: trabajo, estudio y ocio. Y queremos ver los números de las empresas para saber dónde estamos parados», finalizó.