Son adolescentes que se forman en el Koi Ballet y resultaron finalistas en el evento mundial más importante de esa disciplina artística. También concursa una obra grupal de la misma academia.
Dos jóvenes alumnas de la escuela de arte de Rosario Koi Ballet quedaron finalistas del concurso Youth America Grand Prix (Yagp), el evento más importante de la danza en todo el planeta. Como si fuera poco, la obra grupal Libertango, producida por la misma academia rosarina e integrada por chicas de entre 15 y 19 años, también fue seleccionada para competir en la final de este certamen internacional. Con esfuerzo y dedicación, la ciudad reafirma su lugar en el mundo como semillero de grandes talentos.
«Para que todos entiendan, el Yagp es como el mundial de fútbol de la danza. Todo estudiante de ballet muere por ir al Yagp”, explicó Carina Odisio, bailarina, maestra, directora y productora en Koi Ballet, para dimensionar el logro de las alumnas de su escuela, que funciona en el Club Español (Rioja 1052) y fue reconocida en 2019 como Institución Distinguida por el Concejo Municipal. Cabe aclarar que este año, por la pandemia, la final del certamen internacional que tradicionalmente se realiza en Nueva York, se desdobló y habrá otra instancia decisiva más en Europa.
De esta manera, Jazmín Arrieta (13 años) quedó finalista del Yagp que tendrá lugar entre el 11 y el 15 de julio en Génova, Italia; en tanto Estefanía Ontanilla (16 años) como solista y la pieza grupal Libertango, interpretada por 10 bailarinas rosarinas, quedaron finalistas del Yagp de New York, todavía con fecha a confirmar. Sobre esta clasificación, Odisio subrayó: “Las únicas representantes de Argentina en New York son las del Koi Ballet”.
“Es lo que yo elijo”
Con tal solo 11 años, Jazmín Arrieta ya había quedado seleccionada en 2019 para la final de Nueva York 2020, edición que fue suspendida por la pandemia. Este año, la talentosa niña oriunda de Pergamino, luego de una preselección virtual, volvió a ser finalista y competirá en la segunda sede del Yagp. Con el objetivo de participar en las grandes ligas y para poder entrenar todos los días en el Koi, la jovencísima Jazmín tuvo que instalarse en Rosario junto a su papá.
“La verdad es que cambió mucho mi vida cuando comencé a dedicarme tan intensivamente a la danza. Empezando por mudarme de Pergamino a Rosario, separarme de mi mamá y mi hermana, cambiarme de escuela, adaptarme a nuevos ambientes, conocer a nuevas personas”, contó la bailarina sobre sus primeros pasos en el mundo de la danza profesional. “Esta carrera depende de muchos sacrificios, pero yo decidí y decido cada día bailar. Mi meta, mi sueño, es algún día poder ingresar a alguna compañía profesional en el exterior”, afirmó la intérprete de 13 años.
“Capaz me pierda momentos de una chica de mi edad, pero es lo que yo elijo, lo que me apasiona, y no siento que estoy renunciando a nada, sino siguiendo mis sueños”, insistió Jazmín, al mismo tiempo que reconoció que la suya es una carrera que tiene sus exigencias, “alimentarse sano, entrenar, cuidar nuestro cuerpo”, enumeró, para finalmente aseverar: “Pero todo lo disfruto”.
“La danza es todo para mí”
Estefanía Ontanilla tiene 16, y también fue elegida para la final, “siendo la única argentina preseleccionada en el concurso de Brasil para ir a Nueva York, después de competir con bailarinas del Teatro Colón de Buenos Aires y de toda Latinoamérica”, explicó Odisio al remarcar, con orgullo, que su academia se posiciona entre las escuelas más prestigiosas de entrenamiento profesional a nivel nacional.
“Cuando participé de la preselección mis intenciones eran seguir formándome, tomar clases y seguir perfeccionándome, y que el jurado internacional me viera, viera mi trabajo, lo que yo les podía mostrar, pero no esperaba más que eso. Y cuando vi mi nombre en la selección de finalistas, me sentí muy contenta y satisfecha por el trabajo que había realizado”, contó Estefanía desde el Club Español, donde funciona la escuela de ballet.
Empezó a practicar danza a los dos años y medio; a los 8, descubrió que era todo lo que quería hacer. “No sé qué sería yo sin bailar, la danza es todo para mí, y espero poder dedicarme a esto a futuro, poder trabajar y seguir haciendo lo que amo”, expresó la adolescente rosarina finalista por partida doble ya que, además, es una de las intérpretes del número grupal Libertango.
“Y sí, también estoy un poco nerviosa, preparándome con todo, con las clases y el entrenamiento”, admitió sobre este tiempo previo a la gran final, a la par que señaló que “es un privilegio poder competir con todos esos grandes artistas del mundo”, y remarcó: “Fue una emoción muy grande, por todos mis maestros, por todo lo que trabajamos todos los días, y por mi familia, que me apoya y siempre está ahí para mí”.
Un reconocimiento al trabajo en equipo
No menos importante es que también la obra grupal haya sido seleccionada para competir en la final de este gran evento mundial. “Es muy significativo que un grupo pueda llegar a esta instancia, porque la danza es muy individualista a veces y realmente son muy pocos los grupos que han sido elegidos en toda América Latina. Y nosotros desde el Koi valoramos muchísimo el trabajo en equipo de docentes e integrantes de la obra», sostuvo Carina Odisio.
«Libertango es un trabajo grupal, colectivo, en equipo, con música de Astor Piazzolla. Es un placer trabajar con rosarinas, en esta escuela maravillosa, y con música de nuestra tierra, justo en el centenario de Piazzolla,”, expresó por su parte León Ruiz, coreógrafo de la pieza que interpretan Sofía Duggan, Julia Bassi, Luana Totoro, Lucía Cosme, Abril Vásquez, Camila Bianchi, Valentina Bahamonde, Luisa Collomb, Milagros Lescano, Bianca Gueiler, Dana Soso y Estefanía Ontanilla, también ganadora en la categoría solista.
“A veces cuesta mucho que se visibilice el trabajo de la danza en el interior del país. La danza clásica es una disciplina muy compleja, que requiere de muchísimo orden, constancia, trabajo, y muchas veces no es reconocida la labor que se hace en el interior; hay maestras maravillosas en todas las provincias y aquí, en la ciudad de Rosario, hay muchísimas trabajadoras de la danza como en el Koi”, afirmó.
“No es una tarea sencilla trabajar con adolescentes”, reconoció el profesional de ballet de 30 años en relación al trabajo grupal, aunque en simultáneo valoró: “Pero sí hay una energía muy particular que es la del deseo y las ganas que ellas tienen, el entusiasmo sobre todo”.
Y añadió: “El trabajo colectivo es fundamental, no deja de ser complejo, pero sobre todo tiene que primar la escucha, la observación, hay muchos valores que se ponen en juego en el trabajo en equipo, como el compañerismo, la solidaridad; es necesario y es maravilloso”.
En Rosario la danza es profesional
“En el ámbito nacional estamos trabajando a un nivel muy profesional. Muchas alumnas que no son de Rosario eligen formarse en el Koi Ballet, en lugar de irse a Buenos Aires. Acá trabajamos en equipo no solo la danza clásica, sino también la danza contemporánea y el entrenamiento funcional, y así como trabajamos con quienes lo hacen por hobby, también trabajamos con un grupo de élite que son los que quieren dedicarse a esto de manera profesional, porque ésta es una carrera que se empieza desde muy chicos”, comentó Odisio sobre el perfil de la escuela de arte que dirige.
En este sentido, ponderó el trabajo que lleva adelante junto a otras y otros profesionales, como la profesora de danza contemporánea Lucía Animendi y el preparador físico Sebastián Cox, a cargo de la preparación de las solistas que quedaron finalistas.
“Lo importante de quedar seleccionadas en un certamen como el Yagp es que te ven directores y maestros de las mejores compañías y les dan becas a las bailarinas para estudiar en sus escuelas. Serían una especie de cazatalentos”, explicó la bailarina y docente de danza clásica al contar que, tras ser clasificadas finalistas, Estefanía y Lucía Cosme, otra de las chicas del grupo, ganaron una beca para asistir en 2021 a tomar clases en la Escuela de Ballet de Alberta, Canadá. Y subrayó: “La diferencia con el fútbol es que la danza implica un doble sacrificio, tanto físico como económico, nadie pone dinero para esta disciplina, por eso son tan importantes las becas”.