Carla Deiana, dirigente del Partido Obrero dijo: «Los falsos choripanes hechos en comedores populares con polenta, en Rosario y Granadero Baigorria, son una denuncia del vaciamiento alimentario de los distintos niveles de gobierno que ajustan a la población trabajadora en lo más sensible.
El movimiento piquetero independiente viene reclamando al Ministro Zabaleta por el envío descontinuado y de pésima calidad de la comida destinada a los comedores populares, favoreciendo la desnutrición infantil afectada por la pobreza en un 60%.
Como si en las ollas populares comieran palomas y no personas, el gobierno que aplica el plan de austeridad del FMI sólo envía polenta, garbanzos, arvejas partidas y dulce de batata, faltando el aceite, la leche y «los frescos», insumos básicos para poder cocinar que se compran con aportes voluntarios.
Esos mismos que luego critican desde la derecha de Milei hasta Cristina Kirchner, apuntando sus cañones reaccionarios contra la organización de lucha de las y los desocupados».
Y concluyó: «Hoy no solo trabajadores informales y desocupados asisten a los comedores populares. Con una canasta de pobreza en 100 pesos y un promedio salarial en la Argentina que está por debajo de esa línea, se alimentan en comedores comunitarios trabajadores formales y jubilados.
Esto sucede en Rosario, donde el intendente Javkin y el gobernador Perotti, de dos signos políticos distintos, permiten que las grandes multinacionales depreden los humedales y usen a Santa Fe de plataforma agroexportadora, mientras el aceite, el pan, la leche y la carne se venden a precios internacionales en la mesa trabajadora.
El Banco de Alimentos no funciona, y cuando lo hace solo sirve para repartir las migajas del saqueo nacional».