El edificio del Concejo Municipal fue un punto concurrido de la tradicional actividad que permite visitar edificios emblemáticos de la ciudad.
La quinta edición del mundialmente famoso festival “Open House” tiene, nuevamente, al Palacio Vasallo y el anexo Alfredo Palacios como uno de los puntos más destacados para visitar.
Nacido en Londres, “Open House” se celebra en más de 50 ciudades de todo el mundo, y abre las puertas de diversos edificios de gran valor arquitectónico, cultural e histórico, que habitualmente se encuentran cerrados al público, para que toda la comunidad pueda conocerlos de manera gratuita.
El Palacio, sede del Concejo Municipal de Rosario desde 1952, forma parte del patrimonio histórico de la ciudad y fue construido en 1911 por el ingeniero Alejo Infante a pedido del médico cirujano Bartolomé Vasallo.
El recorrido comenzó en el ingreso principal, situado en la esquina de Córdoba y 1° de Mayo, y junto con el acompañamiento de una guía, los visitantes pasaron por los salones “Puerto Argentino” y “Lisandro de la Torre”, haciendo una parada obligada para apreciar el famoso vitraux del techo.
La oficina de Presidencia del Concejo era la antigua “sala de conversación” de la familia Vasallo, ofreciendo a los visitantes la experiencia de comprobar su especial acústica.
Uno de los puntos destacados de la visita es la entrada al recinto de sesiones, pudiendo contemplarlo desde las gradas, donde generalmente se sitúa el público.
El recorrido del Palacio concluyó en la terraza, un punto panorámico significativo de la ciudad, ya que permite una vista particular del Monumento Nacional a la Bandera y el río Paraná.
La segunda parada técnica se realizó en el anexo “Alfredo Palacios”, situado en 1° de Mayo 945, recientemente puesto en valor. Dicha restauración abarcó las fachadas y un meticuloso trabajo manual para recuperar los vitrales, marquesinas y detalles de la casona.
La casa neocolonial de tres plantas fue construida en 1928 por Silvio Miraglia y sus espacios fueron adaptados con 12 oficinas donde funcionan administrativamente cada una de las comisiones.
Al concluir cada visita, los visitantes sellan un pasaporte simbólico que indica cuántos edificios recorrieron.