Liliana y Cristina se recuperaron de sus problemas físicos por medio de la iniciativa que lleva adelante la Secretaría de Deporte y Turismo de la Municipalidad de Rosario en clubes y polideportivos.
Las vidas de Liliana Fernández y Cristina López Rinaldi transcurrían entre quirófanos y centros de rehabilitación. Hasta que una mañana se trasladaron hasta el club Echesortu para comenzar con las sesiones de hidroterapia que ofrece la Municipalidad de Rosario. Allí, en la institución de su barrio, encontraron una clave para transformar sus problemas físicos en una vida orientada al deporte, con el agua como medio para curar el cuerpo y la mente.
Liliana, de 67 años, sufrió una fractura de cadera, lo que la llevó a realizarse múltiples operaciones y la colocación de una prótesis completa. “Siempre hice ejercicio y al verme limitada se me vino el mundo abajo”, contó. “Fue muy difícil de transitar, algo frustrante porque era una mujer que caminaba permanentemente y tenía una independencia que se vio truncada”, agregó la mujer, quien hace dos meses comenzó con la terapia acuática que brindan desde la Secretaría de Deporte y Turismo por recomendación de su cirujano.
El proyecto de Hidroterapia se enmarca dentro del proyecto de Bienestar y Ejercicio Físico de la Dirección de Deporte Comunitario. Y se desarrolla en los clubes Remeros Alberdi (lunes y miércoles de 10 a 12), Club Atlético Fisherton (martes y viernes de 13 a 15), Club Atlético Temperley (miércoles y viernes de 8.30 a 10.30), Echesortu Fútbol Club (lunes y jueves de 8 a 11) y polideportivo 9 de Julio (miércoles y viernes de 11 a 13).
“Nunca había practicado deporte en el agua. Le tenía miedo. Pero ahora se lo perdí, me encanta y voy por más: quiero aprender a nadar. Al principio gracias que caminaba, pero a los 20 días la mejoría física fue sorprendente. Acá me relajo, no sólo el cuerpo sino la mente. Soy otra persona”, detalló Liliana. Y puso en valor el trabajo de los profesores y pasantes: “Son gente excepcional. Te brindan una confianza y un estímulo que no encontré por ningún lado”.
Para la mujer, la transformación no sólo fue física, sino también social. “Por mis dolencias me había desconectado del mundo, de mi familia y amistades. No me podía trasladar para nada. Tenía miedo y el único lugar seguro era mi casa. Pero cuando empecé a venir a la pileta, socializar y sentirme mejor eso cambió. Hoy volví a recuperar mi independencia. Por eso nunca falto y espero ansiosa los martes y los jueves para meterme al agua”, finalizó.
Al alcance de todos
Cristina contó que una mala praxis de columna le dejó el saldo de tres cirugías, dos tutores y 20 tornillos. A sus 78 años, pensó que quizás no podría volver a valerse por sí misma. Sin embargo, su fortaleza mental la llevó a no claudicar en la búsqueda de su bienestar y así fue que conoció la hidroterapia. “Me la habían recomendado muchísimas veces, pero siempre lo postergaba porque mi entrada económica es escasa y esa posibilidad no estaba a mi alcance”, manifestó.
“Hasta que un día conocí al profesor Adrián Dangela y me contó que la Municipalidad ofrecía hidroterapia a un precio muy accesible. Primero en Los Rosarinos Estudiantil y ahora en Echesortu. Es un espacio indispensable y necesario para quienes no podemos pagar tanto por este tipo de rehabilitaciones”, añadió la mujer. Al tiempo que enumeró las mejoras físicas que experimentó: “Recuperé el equilibrio, camino sola, puedo subir escaleras y tomar colectivos sin problemas”.
“El grupo es fantástico, los docentes y residentes son jóvenes con ganas. Hoy que muchos hablan mal de las nuevas generaciones, hay que remarcar que la mayoría de los chicos y chicas son increíbles. Me transportan, me llenan de ganas y no hay diferencias entre nosotros”, valoró.
Jóvenes protagonistas
Una de esas jóvenes a la que hace mención Cristina es Jazmín Álvarez, una santafesina de 22 años que cursa la carrera de kinesiología y fisiatría en la Universidad Abierta Interamericana (UAI), que tiene un convenio con el municipio. “Llegamos acá a la pile de Echesortu porque tocaban las prácticas profesionalizantes. Este año tuvimos tres meses en pile y dos haciendo hidroterapia”, explicó. En cuanto al trabajo y procesos implementados, contó que en algunas ocasiones “se deja un poco de lado lo teórico” para hacer hincapié en “el vínculo con el paciente”.
“Los fundamentos técnicos de base siempre están. Pero lo principal que se percibe son esas relaciones humanas que trascienden el agua. Nos hacemos amigos, socializamos. Nos quedamos charlando en el vestuario sobre cómo se sienten, cómo están y qué hicieron en la semana. Eso también es clave en el proceso de recuperación”, resaltó.
El agua como medio
Las terapias acuáticas son uno de los métodos de curación más antiguos. Se trata de la utilización del agua como agente terapéutico, en cualquier forma, estado o temperatura. Los tratamientos de hidroterapia pueden incluir diversas técnicas de acuerdo a la dificultad específica.
“Lo que hacemos es aprovechar los beneficios del agua: la falta de gravedad, la presión hidrostática y la temperatura. Por eso funciona de abril a noviembre, con la pileta climatizada. Para relajar tendones y articulaciones. Los trabajos son individuales y personalizados. Y se hacen en relación a las historias de cada paciente”, detalló el profesor Adrián Dangela, responsable de la iniciativa, que se lleva adelante gracias a un convenio con la UAI.
Al respecto de los objetivos que se plantean, Dangela los dividió en terapéuticos, sociales y deportivos. “Este espacio surgió para dar respuesta a todas aquellas personas que terminaban algún tratamiento o sufrían algún postraumático. Después de una alta médica relativo se quedaban sin la oportunidad de seguir moviéndose. Lo pensamos para que puedan reintegrarse y continuar con la realización de la actividad física”, marcó.
Echesortu, un club de puertas abiertas
Uno de los clubes donde se desarrolla la iniciativa es Echesortu, un espacio que abre sus puertas a diario no sólo a sus socios y socias, sino también a instituciones de la comunidad. “Tenemos un vínculo muy importante con la Municipalidad. Con hidroterapia, pero además a través del Centro Regional de Alto Rendimiento Deportivo (CReAR) en la disciplina de natación: recibimos chicos y chicas provenientes de las colonias municipales que vienen tres veces por semana”, detalló Gustavo D’Andrea, vicepresidente de Eche. Y resaltó que “cuando pasan los dos años gratuitos tienen la posibilidad de seguir con una beca de 50%”.
En este sentido, el dirigente y entrenador detalló que “hoy el club ofrece la práctica de 22 deportes, dos piletas, actividades acuáticas para todas las edades, gimnasio, canchas de básquet, fútbol, vóley, artes marciales” y un área de discapacidad vinculado con el deporte, entre otras opciones. “Pipo Carlomagno y Facundo Arregui son reconocidos atletas paralímpicos de nuestra institución que representan al país por todo el mundo”, remarcó. “Somos un club abierto a la sociedad”, finalizó.