La guerra de las Malvinas fue una guerra no declarada oficialmente entre Argentina y el Reino Unido de diez semanas de duración en el año 1982, por la cual se disputó la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, ubicadas en el Atlántico Sur.
El conflicto comenzó el 2 de abril, cuando tropas argentinas mandadas por la Junta Militar desembarcaron en las Islas Malvinas (conocido como Operación Rosario), seguido de la invasión de Georgia del Sur (conocido como Operación Georgias) al día siguiente.
El 5 de abril, el gobierno británico envió una enorme fuerza expedicionaria naval para enfrentarse a la Armada y la Fuerza Aérea argentinas antes de realizar un asalto anfibio a las islas.
El conflicto duró 74 días y terminó con la rendición argentina el 14 de junio, volviendo las islas al control británico. En total, 649 militares argentinos, 255 militares británicos y tres isleños civiles de las Malvinas murieron durante las hostilidades.
El conflicto fue un episodio importante en la prolongada disputa por la soberanía de los territorios. Argentina afirmó (y sostiene) que las islas son territorio argentino, y el gobierno argentino caracterizó así su acción militar como la recuperación de su propio territorio nacional.
El gobierno británico consideró la acción como una invasión extranjera de un territorio que había sido colonia de la Corona británica desde 1841.
Los isleños de las Malvinas, que habitaban las islas desde principios del siglo XIX, son predominantemente descendientes de colonos británicos y están mayoritariamente a favor de la soberanía británica. Ninguno de los Estados declaró oficialmente la guerra, aunque ambos gobiernos declararon a las islas zona de guerra.
El conflicto ha tenido un fuerte efecto en ambos países y ha sido tema de varios libros, artículos, películas y canciones. La victoria británica precipitó la caída de la dictadura cívico-militar argentina y el inicio de recuperación del Estado de derecho democrático, al tiempo que contribuyó a la reelección del gobierno conservador de Margaret Thatcher en 1983.
El efecto cultural y político del conflicto ha sido menor en el Reino Unido que en Argentina, donde sigue siendo un tema común de discusión.
🇦🇷Nuestras Malvinas, a 42 años 🇦🇷
— SADOP Rosario (@sadoprosario) April 2, 2024
Honramos la memoria de quienes dejaron su vida por nuestra Patria, no los hemos de olvidar.
Las Malvinas fueron, son y serán argentinas pic.twitter.com/IrJIPAXfLz
Las relaciones diplomáticas entre el Reino Unido y Argentina se rompieron y no se restablecieron hasta una reunión en Madrid en 1989, en la que ambos gobiernos emitieron un comunicado conjunto. No se hizo explícito ningún cambio en la posición de ninguno de los dos países con respecto a la soberanía de las Islas Malvinas.
En 1994, Argentina adoptó una nueva Constitución, que declaró a las Islas Malvinas como parte de una de sus provincias por ley (integradas a la provincia de Tierra del Fuego). Sin embargo, las islas continúan operando como un Territorio Británico de Ultramar. La Organización de las Naciones Unidas continúa considerando los tres archipiélagos con sus aguas circundantes como territorios disputados.
La preguerra
En 1981, la dictadura cívico-militar autoproclamada Proceso de Reorganización Nacional padecía una decadencia política. Existía una oposición grande al régimen motivado por las violaciones a los derechos humanos desde mediados de la década de 1970. Además, el país sufría una crisis económica grave.
El 11 de diciembre de 1981, la Junta Militar, integrada por el teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, el almirante Jorge Isaac Anaya y el brigadier general Omar Domingo Graffigna,depuso al presidente militar Roberto Eduardo Viola, encumbrando en la primera magistratura al propio Galtieri, quien juró el día 22. El almirante Anaya convenció a Galtieri de despeñar a Viola si a cambio este disponía la conquista de las islas Malvinas.
El 5 de enero de 1982 la Junta Militar tomó la decisión de realizar una acción militar si las negociaciones diplomáticas no progresaban, encargando un estudio de Estado Mayor reducido, integrado por un representante de cada fuerza armada. Los representantes fueron el general de división Osvaldo Jorge García, el vicealmirante Juan José Lombardo y el brigadier mayor Sigfrido Martín Plessl.
El objetivo político fijado por los militares argentinos fue el de consolidar la soberanía argentina en las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y contribuir a afirmar su pleno ejercicio en el océano Atlántico Sur. El resultado del estudio de los uniformados explicaba que la operación desde el punto de vista militar era «apta, factible y aceptable» y que la fuerza conjunta estaría en condiciones de ejecutar la operación a partir del 15 de mayo de 1982.
Asimismo, aclaró que la operación tenía dos condiciones: debía mantenerse bajo el estado de defensa de las islas y debía ser una operación incruenta para minimizar la reacción británica y alentar a la mejor posición negociadora. Habiendo tomado el archipiélago, Argentina procedería a retirar las fuerzas de la operación y mantendría una reducida guarnición.
En el año 1982 el Reino Unido se encontraba en una difícil situación económica, el Partido Conservador que estaba en el poder sufría un notorio desgaste, la popularidad de su primera ministra, Margaret Thatcher, estaba en descenso y en ese tiempo había huelgas en las minas de carbón.
Al creciente descontento laboral en ese país, los jefes de la Marina Real británica se veían preocupados por inminentes planes de reducción de la flota, en el contexto de la Guerra Fría.